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septiembre 20, 2024

El asombroso día en que los cuentos se encogieron (4 de 7)

A Stanislaw Jerzy Lec, uno de los grandes escritores polacos del siglo 20, le debemos esta ingeniosa micronarración: “Tenía la conciencia limpia, no la usaba nunca”. En las entregas anteriores, identifiqué cuatro de las temáticas recurrentes en el género literario de la microficción: A) las frases paradójicas, B) los juegos de palabras, C) la profundidad filosófica y D) aquellas en las que sus autores hacen gala de un fino sentido del humor. A mi parecer, el máximo exponente de esta última es el comediante estadounidense Groucho Marx. He aquí algunos de los aforismos que lo distinguieron:
“Es mejor permanecer callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente”. / “Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…” / “Debo confesar que nací a una edad muy temprana”. / “A mí las mujeres que solo destacan por su físico no me dicen nada… De hecho no me dirigen la palabra”. / “Hoy no tengo tiempo de almorzar. Tráigame directamente la cuenta”. / “Jamás olvido una cara, pero en su caso estaré encantado de hacer una excepción”.
Otros autores inscritos en la vena del microrrelato humorístico son: el narrador venezolano Gabriel Jiménez Emán, quien en El hombre invisible escribe: “Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello”. En evidente referencia a La Metamorfosis, de Franz Kafka -y jugando un poco con las reglas ortográficas- , el cuentista mexicano Guillermo Samperio relata: “Al descubrirse convertido en cucaracha, el joven se hizo kaka”. Y en sentido caricaturesco, el escritor Carlos Héctor narra en El triángulo amoroso: “La ballena macho estaba desolada porque su mujer se había enamorado de un submarino”.
En ocasiones, la minificción adereza el humor con la reflexión. Es el caso de Elena Arribas Delgado -una comunicóloga española-, quien en Casting le da un giro particular al cuento infantil: “Ella tuvo que besar a muchos príncipes antes de encontrar a su sapo azul”. Y, en Narcisismo, el escritor mexicano José Víctor Martínez Gil revierte la mitología: “Cupido lanzó la flecha al revés”.
Finalizo con estos regocijantes microcuentos: “La conferencia está resultando extraordinariamente divertida. Solo se ha dormido el conferencista” (Pedro Casariego Córdoba). “En Inglaterra hubo un hombre acusado de bigamia. Su abogado lo salvó demostrando que su cliente tenía tres esposas” (Georg Christoph Lichtenberg). Ley: “Newton: La gente que come manzana cae más aprisa” (Rafael Pérez Estrada). El Mago: “–Nada por aquí, nada por allá… ¡Pero quién fue el degenerado que me lo cambió de lugar!” (Isidoro Blaisten. “En la gran cena sirvieron un solo plato: chivo expiatorio” (Rafael Pérez Estrada). Fantasma tradicional: “En mitad de la noche, la sábana se despertó y salió a trabajar” (Eugenio Mandrini).

La próxima semana abordaré otras temáticas de este imaginativo género literario.

Bibliografía:
• 1. Mil cuentos de una línea. (2007). Barcelona: Thule Ediciones. Selección de Aloe Azid.
• Por favor, sea breve: Antología de relatos hiperbreves. (2013). Madrid: Páginas de Espuma. Selección de Clara Obligado.

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