Don Germán tiene más de 20 años deambulando por las calles de la Ciudad de México, Puebla, Hidalgo, Guanajuato, Michoacán y ahora en las de Querétaro
“Nosotros somos inmunes a toda enfermedad y si no nos hemos muerto de insolación, resfriado o de alguna enfermedad por no comer o comer en la calle, menos de esta cosa que ha ahuyentado a la gente y que los mantiene metidos en sus casas”, fue lo que respondió don Germán, un hombre que vive en la indigencia, al preguntarle si no temía que al andar deambulando se contagiara de coronavirus.
El hombre, quien camina por la calle Escobedo, vialidad paralela al río, en el municipio de Querétaro, aseguró que ha vivido cosas peores a esta y que no sabe a ciencia cierta de lo que se trata.
“No sé nada de esto que está pasando en la ciudad, no sé si esto está ocurriendo también en otras partes del mundo; solo sé que algo está pasando, porque lo alcanzo a ver en una de las teles que está en una tienda que vende varios artículos, pero como no tienen audio, realmente no escucho qué es lo que dicen”.
“Pero algo malo debe estar pasando, porque la ciudad está sola, la gente no sé si está en sus casas o dónde, porque antes había más negocios abiertos y hoy, muy pocos. Lo bueno que los de la comida de aquí del mercado siguen abiertos”, subrayó.
Afirmó que no tiene miedo a que esto se le “pegue”, porque ha padecido muchas cosas y una más no será la excepción.
“He sobrevivido a muchas cosas, como vivir en la calle y a comer cuando me es posible, así que ¿usted cree que le tengo miedo a esta enfermedad? Por supuesto que no, con todo lo que he vivido en las calles, he adquirido inmunidad: inmunidad al frío, al aire, al sol, al viento, a no comer y hasta no dormir”.
Don Germán tiene más de 20 años deambulando por las calles de la Ciudad de México, Puebla, Hidalgo, Guanajuato, Michoacán y ahora en las de Querétaro.
“Si la gente se está quedando en casa es por algo, pero la verdad es que yo no tengo nada que perder, porque no tengo nada; solo estos trapos viejos que medio me visten, porque ni siquiera uso zapatos y ahí sí he padecido cuando piso un vidrio o un clavo, sangro un rato, pero después todo pasa”.
