El dato es demoledor: hay 700 millones de personas obesas en el mundo, de las cuales 108 millones son niñas y niños. Una de las causas principales de este preocupante fenómeno son los atroces hábitos alimenticios aprendidos por los pequeños, no solo de sus padres sino de los medios masivos. La sal, grasa y azúcar excesivas en la ingesta diaria son una combinación explosiva que pone en riesgo su desarrollo saludable.
En 73 países se han duplicado las tasas de obesidad desde 1980, sobre todo en naciones en desarrollo, como México. En Brasil, por ejemplo, a los hospitales están llegando niños prediabéticos de 10 años. Entrevistado por el “New York Times”, Giuliano Giovanetti, vocero del Centro para Recuperación y Educación Nutricional, reporta: “Están llegando hasta bebés, que es algo nunca antes visto… es una crisis para nuestra sociedad, porque estamos produciendo una generación de niños y niñas con habilidades cognitivas dañadas que no alcanzarán a desarrollar todo su potencial”.
Un estudio realizado en Yucatán por las antropólogas María Teresa Castillo y Adriana Vázquez, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN, revela que más del 25 por ciento de los niños mayas padece de obesidad o sobrepeso, producto de una dieta elevada en grasas, provenientes en su mayor parte de comida chatarra y también alta en azúcar. “El consumo de bebidas endulzadas empieza en la infancia temprana -reportan las investigadoras-; hemos observado a madres que dan de beber Coca-Cola en pequeñas cantidades a bebés de apenas un año”.
Tristemente, esto no es de extrañar considerando que México es el principal consumidor de bebidas azucaradas en el mundo, seguido de Estados Unidos y Brasil. De acuerdo con cifras reveladas por Statista, un portal de estadísticas en línea, los mexicanos consumimos el equivalente de 315 latas de refresco de 473 mililitros, en 2018.
Lo anterior viene a cuento debido a que la semana pasada Oaxaca se convirtió en la primera entidad en prohibir la venta de alimentos chatarra a menores de edad. Sus legisladores emitieron un dictamen por medio del cual se prohíbe vender bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico a niños y adolescentes, medida que fue celebrada por la Unicef y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
Como oportunamente informó “Códigoqro”, algunos diputados locales emitieron pronunciamientos al respecto. Por ejemplo, Laura Polo Herrera, de Morena, ofreció pugnar porque se adopte una similar medida en Querétaro, mientras que Karina Careaga Pineda, del PRI, puntualizó que se tendría que analizar la posible afectación a quienes venden este tipo de productos.
En todo caso, la iniciativa de los oaxaqueños ha producido ya sus primeros frutos, al poner sobre la mesa un tema que requiere la inmediata atención de ciudadanas y ciudadanos, pues la salud y bienestar de la niñez mexicana se encuentran en juego. Dado su nivel de complejidad, estamos obligados a identificar y evaluar cada una de sus espinosas aristas, empezando por las obligaciones y responsabilidades que corresponden a los padres de familia.