Durante sus 9 años de evangelización en la Sierra Gorda, Fray Junípero Serra fue pieza clave para la creación de las 5 misiones franciscana que hoy forman parte de la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco
Hace 308 años, el 24 de noviembre de 1713, nació Miguel José Serra Ferrer en la ciudad de Petra, ubicada en la isla española de Mallorca. Ya como fraile franciscano adoptó el nombre de Junípero, el cual quedaría marcado en la historia no solo de la Iglesia Católica sino también de la Sierra Gorda de Querétaro.
Junto con otros 20 frailes de la Orden Franciscana, llegó a la entonces Nueva España a finales de 1749; tras haber permanecido varios meses en el Colegio de Misioneros de San Fernando de la Ciudad de México, recibió la autorización virreinal para emprender una misión en la región de la Sierra Gorda.
Aunque los frailes franciscanos habían llegado a aquella zona montañosa desde 1744, la evangelización no había sido exitosa; por lo que la llegada de Fray Junípero Serra –quien aprendió la lengua indígena otomí– fue crucial para lograr la conversión de los pueblos originarios pames y jonaces a la religión católica.
Durante sus nueve años de labor pastoral en el territorio montañoso de la Sierra Gorda del actual estado de Querétaro, Fray Junípero Serra fue una pieza clave en la fundación y edificación de cinco misiones emblemáticas: San Miguel Concá, Santiago de Jalpan, Nuestra Señora de la Luz de Tancoyol, Santa María del Agua de Landa y San Francisco del Valle de Tilaco.
“La misión hace referencia a un concepto más amplio, es un asentamiento, de manera que es muy distinto a una edificación; hablamos de un territorio donde se congregaba a los indígenas para trabajar en tareas específicas. Fue un sistema que se estableció en el Siglo XVI para administrar una zona, de ahí que está determinado por la geografía. Así, nos encontramos en un corredor natural donde se suceden valles y serranías”, explica la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
Tras la expulsión de los jesuitas de todos los territorios de la Nueva España, los misioneros franciscanos fueron enviados a los territorios del norte; con lo que la experiencia de Fray Junípero Serra fue esencial para continuar la evangelización en California, Arizona y Texas.
En el actual estado de California, Estados Unidos; fundó nueve misiones más: San Diego de Alcalá, San Carlos Borromeo de Carmelo, Santa Antonio de Padua, San Gabriel, San Luis Obispo de Tolosa, San Juan Capistrano, San Buenaventura, Santa Clara de Asís y San Francisco de Asís.
Tanto en la Sierra Gorda como en California, Fray Junípero Serra promovió no solamente la construcción de misiones, sino también la evangelización de las comunidades originarias, la agricultura, ganadería, carpintería, albañilería y herrería. El fraile franciscano murió el 28 de agosto de 1874 y sus restos se encuentran en la Basílica de la Misión de San Carlos Borromeo de Carmelo.
Más de 200 años después de su muerte, Fray Junípero Serra fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 14 de septiembre de 1987 en la ciudad estadounidense de Phoenix, Arizona; posteriormente, el papa Francisco lo canonizó el 23 de septiembre de 2015 en la ciudad de Washington. El 28 de agosto de cada año se celebra la festividad en honor a San Junípero Serra.
No obstante, su figura y legado no han estado exentos de controversia debido a su papel en la evangelización de los indígenas y los abusos cometidos contra la población originaria. En 2020, su estatua fue derribada en la ciudad de Los Ángeles durante protestas contra el racismo; además, su nombre fue retirado del parque situado frente a Union Station.
Misiones de la Sierra Gorda
Desde el 5 de julio de 2003, las cinco misiones de la Sierra Gorda forman parte de la Lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco); asimismo, se han convertido en uno de los principales atractivos turísticos del estado de Querétaro.
Aunque cada una tiene sus propias características, todas coinciden en que cuentan con capillas posas, un atrio con una cruz en el centro, una capilla abierta y una fachada barroca adornada con símbolos religiosos y vegetales; así como el escudo y cordón de la Orden Franciscana. Además, tienen diversas representaciones de San Francisco de Asís.