Kobe Bryant se fue, pero dejó un enorme legado de profesionalismo y superación en el deporte. Hoy, a dos años de su despedida, recordamos su trayectoria
Kobe Bryant nació un 23 de agosto de 1978, en Filadelfia, desde entonces, parecía que su destino estaba escrito, ser uno de los mejores jugadores de basketball de todos los tiempos, el amor por el juego lo heredó de su padre, quien también fue jugador profesional de baloncesto.
Joe Bryant, padre de Kobe, también participó en la National Basketball Association (NBA), de 1975 a 1983, posteriormente se mudó con su familia a Italia, donde jugó por 7 temporadas en la liga nacional y finalmente colgó las zapatillas en 1991.
El cambio a Italia fue un golpe para el pequeño Kobe Bryant, quien a los 6 años enredaba las medias de su padre, para crear una “pelota” y practicar sus primeros encestes. Se mudó a un país donde los niños no jugaban basketball, preferían el futbol y hablaban en un idioma que él desconocía. Sin embargo, estas dificultades solo lo volvieron un deportista nato, aunque no dejó de practicar baloncesto, entró a equipos de futbol y aprendió a hablar italiano.
Tras el retiro de su padre, la familia Bryan regresó a los Estados Unidos, cuando Kobe tenía 13 años, la historia de tener que adaptarse a un nuevo ambiente, se repetía. Aunque el futbol era el deporte que Kobe Bryan practicaba con mayor frecuencia, el basketball nunca salió de su mente y mientras cursaba el High School, se unió al equipo de los “Aces”, donde explotaría todo su potencial.
Luego de una primera temporada mediocre, donde el equipo de los “Aces” acumuló 20 derrotas y apenas 4 triunfos, Kobe Bryan encontró su mejor forma y eso motivó a sus compañeros, las cosas cambiaron para siempre en el Instituto Lower Merion. Las tres temporadas siguientes el equipo acumuló 77 victorias y permitió apenas 13 derrotas. Siendo apenas un chico de preparatoria, sus promedios eran de 30.8 puntos, 12 rebotes, 6.5 asistencias, 4 robos de balón y 3.8 tapones por partido. El cielo era su límite.
Con sus asombrosas estadísticas y un talento que tenía aún mucho por desarrollar, el joven Kobe decidió presentarse al Draft de la NBA en 1996, sin ingresar a la universidad.
El equipo de los Charlotte Hornets eligieron a Kobe Bryant en la selección número 3 global. Sin embargo, el jóven de 18 años pidió ser traspasado a los Lakers de Los Ángeles.
El 13 de noviembre de 1996 fue el día que Kobe pisó por primera vez una duela de NBA. Su primer año en la mejor liga de baloncesto del mundo fue complicado, sufrió muchas lesiones que lo alejaron de su mejor forma física. En la segunda temporada Bryant quería tomar revancha, tenía en la mente enfrentar y superar al mejor de todos los tiempos, Michael Jordan.
Durante el primer enfrentamiento que tuvo Kobe Bryant con Jordan, el jugador de los Bulls contó que el juvenil se pasó todo el partido pidiéndole consejos, como si estuvieran en una cafetería y no en una arena de basketball, donde las pulsaciones van a mil por segundo. A pesar de su charla, ambos jugadores se brindaron al máximo. Bryant marcó 33 puntos, por su parte, Jordan marcó 36 unidades. Entonces se empezó a hablar de que el sucesor del ‘Rey’ había llegado.
Con los halagos llegaron también las críticas, entre la prensa NBA se acusaba a Kobe de no tener un estilo propio y solo buscar imitar a Jordan.
La llegada de un nuevo milenio y un nuevo entrenador para los Lakers, Phil Jackson, marcaron el rumbo de la carrera de Kobe Bryant. Con la mentoría del coach que hizo multicampeón a los Chicago Bulls, Bryant encontró su mejor rendimiento y se convirtió en el mejor escolta de la NBA.
Esa temporada, la 2000, los Lakers se alzaron con el título, de la mano de Kobe Bryant y Shaquille O’Neal los angelinos terminaron con una sequía de 12 años sin ganar un campeonato de NBA. Proeza que repetirían en las siguientes dos temporadas, sin embargo, ‘Black Mamba’ sentía que su juego era menospreciado, pues estaba a la sombra de Shaquille O’Neal, quien fue nombrado Jugador Más Valioso (MVP) en los tres campeonatos.
En 2004, el ‘Shaq’ fue traspasado al Miami Heat y Kobe quedó como la figura de los Lakers. Fue entonces cuando dejó atrás su papel de ‘Robin’ para convertirse en ‘Batman’, surgió entonces también el apodo de ‘Black Mamba’.
La inspiración para este apodo le llegó a Bryant en la película de Quentin Tarantino, Kill Bill, en la que un asesino usa una mamba negra para matar a otro personaje. Kobe comenzó a investigar más de esa serpiente y encontró similitudes y adoptó esa forma de ser en la cancha. “La mamba puede atacar con 99% de precisión a máxima velocidad, en sucesiones rápidas. Ésa es la clase de precisión que quiero tener en la cancha”, dijo Kobe en aquel momento. “Cuando estoy en la cancha, me convierto en eso. Soy esa serpiente asesina, de sangre fría”.
‘Mamba’ se complementó con el español Paul Gasol. Este duo llevó a los Lakers a obtener los campeonatos del 2009 y 2010, ante los Celtics de Boston, en una de las mejores series de Finales de NBA, en la historia. Bryant fue nombrado MVP en ambas finales, el sueño estaba cumplido.
Con 14 temporadas jugadas, Kobe Bryant tenía 5 campeonatos de NBA, un trofeo de MVP en temporada regular, dos reconocimientos como máximo anotador de la liga y múltiples llamados al juego de las estrellas.
‘Black Mamba’ estaba en la cima del Everest y cuando eso sucede, solo hay un camino posible, descender. El final de la carrera de Kobe Bryant estuvo plagada de lesiones y en 2016 puso fin a una exitosa trayectoria.
Su último partido fue en el Staples Center, ante el Jazz de Utah, donde marcó 60 puntos. Así, con una de las actuaciones más memorables que se hayan visto en una duela, Kobe Bryant dijo adiós al profesionalismo.
Cuatro años después, el 26 de enero de 2020, la leyenda terminó su estadía física en el mundo. Junto a su hija Gianna, de 13 años, y otras siete personas, sufrieron un aparatoso accidente en helicóptero, nadie sobrevivió.
Kobe Bryant se fue, pero dejó un enorme legado de profesionalismo y superación en el deporte. Hoy, a dos años de su despedida, recordamos su trayectoria y una frase que marcó la infancia de muchos: “Los héroes son recordados, pero las leyendas nunca mueren”.