Con más de 500 variedades en todo México, los tamales son el alimento predilecto desde las comunidades más pequeñas hasta las grandes ciudades y el platillo imprescindible en el Día de la Candelaria
Aunque la tradición mexicana marca que la persona a la que le tocó el Niño Dios en la Rosca de Reyes el 6 de enero, debe comprar tamales el 2 de febrero para compartirlos con sus familiares, amigos o compañeros del trabajo; la costumbre de comer este típico alimento se remonta a miles de años en la historia de los pueblos originarios.
De acuerdo con las crónicas del misionero español franciscano Fray Bernardino de Sahagún, la fiesta católica del Día de la Candelaria –que se celebra el 2 de febrero con motivo de la presentación del Niño Jesús en el templo– fue utilizada por los conquistadores para impulsar el proceso de evangelización de la población indígena.
Los conquistadores y misioneros aprovecharon que el primer día del primer mes del calendario mexica coincidía con dicha fecha para unir dicha celebración católica con la fiesta indígena en honor a los dioses Tláloc, Chalchiuhtlicue y Quetzalcóatl, a quienes los indígenas rendían culto con diversos rituales y ofrendas de alimentos, entre ellos los tamales.
“El mes comenzaba en el segundo día del mes de febrero, cuando nosotros celebramos la purificación de Nuestra Señora. En el primer día de este mes, celebraban una fiesta a honra de los dioses Tlaloques, a los que tenían por dioses de la pluvia, según otros, celebraban a su hermana, la diosa del agua Chalchiuhtlicue y otros, a honra del gran sacerdote o dios de los vientos, Quetzalcóatl”, narra Fray Bernardino de Sahagún en sus crónicas.
Tamal es una palabra surgida del vocablo náhuatl tamalli, que en español significa “envuelto”; y se trata de un alimento elaborado a base de masa de maíz y un relleno que va dentro de una hoja vegetal, ya sea de maíz, de elote, de plátano e incluso hoja santa. Según los registros actuales, México tiene más de 500 variedades de tamales entre salados y dulces.
A lo largo del calendario ritual mexica, los tamales eran una de las formas más comunes de rendir tributo a los dioses originarios, ya que su ingrediente principal es el maíz, un elemento sagrado para la mayoría de las culturas prehispánicas.
“El maíz es, según el libro de los mayas Popol Vuh, el elemento que usaron los dioses para la creación de los hombres y darnos vida. De ahí que la importancia de las ofrendas desde la época prehispánica, y su enorme valor como regalo para quienes lo reciben o lo preparan”, destaca la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De esta forma, los tamales se convirtieron en un elemento fundamental para unir la celebración católica del Día de la Candelaria con los rituales ancestrales indígenas en honor a las principales deidades de los pueblos originarios; por lo que se transformaron en una pieza clave en el sincretismo entre las tradiciones religiosas y las costumbres de las comunidades nativas.
Hoy en día, el Día de la Candelaria marca el final de los festejos de Navidad y Año Nuevo; en esta fecha, las personas levantan al Niño Dios del nacimiento, lo visten con sus mejores prendas y lo llevan al templo para la celebración de la misa.
Por su parte, los tamales forman parte esencial de la dieta del pueblo mexicano; en las grandes ciudades, todos los días miles de personas hacen de este alimento el desayuno predilecto para lidiar con el estrés, el tráfico y la intensidad matutinos. Además, se mantiene como un platillo de fiesta para celebrar desde una boda hasta el Día de Muertos o incluso la Semana Santa y Navidad.