Pese al éxito de las grandes cadenas de tiendas de autoservicio, los mercados tradicionales siguen siendo un refugio de los ingredientes y sabores más emblemáticos de la cocina tradicional queretana
Desde la época prehispánica, los mercados han formado parte primordial de la convivencia social, el intercambio comercial y la preservación de la enorme riqueza gastronómica de México; en la ciudad de Querétaro no ha sido la excepción y hasta la fecha los mercados siguen siendo un lugar de encuentro y resguardo de la sabiduría popular.
Además de ser esenciales para la compra de alimentos, abarrotes, materias primas y otros productos básicos; los mercados públicos son auténticos santuarios de la cocina tradicional mexicana, ya que sus comerciantes se han encargado de conservar y difundir las recetas más emblemáticas de la gastronomía mexicana.
Desde su fundación en 1971, el Mercado Josefa Ortiz de Domínguez “La Cruz” se convirtió en el más icónico de la capital queretana, ya que en él se pueden encontrar todo tiempo de ingredientes y artículos; además de platillos típicos como las gorditas de migajas, las enchiladas queretanas, el nopal en penca, las carnitas, el menudo o la barbacoa.
Otro inmueble que ocupa un lugar especial en la cultura popular queretana es el Mercado General Mariano Escobedo, donde los visitantes y turistas pueden encontrar desde la fruta, verdura y carne más fresca hasta un arreglo floral o un amuleto para la buena suerte; un atractivo adicional es el tradicional camote acicalado que ahí se vende.
Recientemente remodelado luego de que sufriera daños considerables como consecuencia de un incendio, el Mercado Benito Juárez de “El Tepe” ha acompañado la vida de los queretanos desde hace varias generaciones. Sus puestos de menudo, tacos de barbacoa en tortilla inflada y mariscos son un símbolo del tradicional barrio de El Tepetate.
