Estados Unidos aseguró que está analizando opciones para reducir su consumo de energía rusa, ante una creciente presión del Congreso para que Washington deje de importar petróleo de Rusia
Estados Unidos aseguró este viernes que está analizando opciones para reducir su consumo de energía rusa, ante una creciente presión del Congreso estadounidense para que Washington deje de importar petróleo de Rusia.
“Estamos analizando opciones que podemos tomar ahora mismo para reducir el consumo estadounidense de energía rusa”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.
La portavoz matizó, no obstante, que si se “reduce el suministro en el mercado global, subirán los precios de la gasolina”, que ya están altos de por sí, y por eso la Casa Blanca quiere hacer todo lo posible para “minimizar el impacto en las familias” estadounidenses.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo esta semana que vetar las importaciones estadounidenses de petróleo ruso es una de las opciones que se plantea su Gobierno, aunque Psaki rebajó el jueves las expectativas al respecto.
Cecilia Rouse, asesora económica de Biden, subrayó este viernes en declaraciones a la prensa que la prioridad de la Casa Blanca es “mantener estable el suministro global de energía”.
La reticencia de la Casa Blanca a adoptar esa medida ha generado tensión con legisladores del Congreso, donde congresistas de ambos partidos -incluida la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi- han abogado por vetar las importaciones.
Este jueves, un grupo bipartidista de legisladores presentó un proyecto de ley para vetar las importaciones de petróleo crudo y productos derivados de Rusia, así como de gas licuado y carbón.
Y el senador demócrata Joe Manchin, uno de los más conservadores del partido y cuyo voto es crucial para aprobar las prioridades de Biden, criticó el jueves la postura de la Casa Blanca, al opinar que Washington puede compensar el impacto de ese veto a las importaciones con una mayor producción nacional.
Estados Unidos tiene capacidad para producir su propio gas y petróleo gracias a la fracturación hidráulica y otras formas de extracción, aunque sigue importando energía de otros países porque su consumo doméstico es mucho mayor que la producción interna.
En comparación con la Unión Europea (UE), sin embargo, Estados Unidos depende mucho menos de Rusia y solo importa el 7.9% de su petróleo de ese país, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés).
No obstante, los precios del petróleo ya han subido en Estados Unidos debido a la negativa de algunas refinerías a comprar crudo de Rusia, por temor a las sanciones estadounidenses, a raíz de la invasión rusa de Ucrania.