De acuerdo con la fundación InSight Crime, la detención del capo mexicano Rafael Caro Quintero es un golpe simbólico que tendrá poco impacto en el panorama del narcotráfico y el crimen organizado en México
La detención del narcotraficante Rafael Caro Quintero el pasado viernes, es un golpe simbólico que tendrá escaso impacto en el panorama del narcotráfico en México, determinó la fundación internacional InSight Crime.
En un análisis, la fundación dedicada al estudio de la principal amenaza a la seguridad nacional y ciudadana en Latinoamérica y el Caribe, destacó que la captura de Caro Quintero tuvo un alto precio, ya que durante el operativo un helicóptero de la Marina se estrelló en Los Mochis, Sinaloa, con un saldo de 14 efectivos de esa secretaría muertos.
“Las autoridades estadounidenses están detrás de Caro Quintero desde que salió libre de una prisión mexicana en 2013, luego de pagar solo 28 años de una pena de 40 por el homicidio del agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) Enrique “Kiki” Camarena, en 1985. Al momento de la muerte de Camarena, Caro Quintero era una figura importante en el Cartel de Guadalajara, el primer grupo criminal dominante en México, que luego se transformaría en el Cartel de Sinaloa”, recordó.
InSight Crime indicó que la liberación anticipada en 2013 de Caro Quintero por un tecnicismo legal no redujo la intención de Estados Unidos de recapturarlo: primero fue la DEA y luego la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) que lo pusieron en sus listas de más buscados.
Indicó que tras su liberación, Caro Quintero en 2017 contribuyó a la creación del Cartel Caborca, aunque no se conocía a ciencia cierta cuál era su participación dentro de la organización. Indicó que la imagen del capo también fue revivida por la serie de Netflix, Narcos, donde fue interpretado por el actor mexicano Tenoch Huerta.
La función aseveró que de ser cierto que la captura fue por un acuerdo entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, “esto marcaría una continuación de la controvertida estrategia de los capos”, aunque “sus resultados no han sido muy visibles en materia de seguridad”.
InSight Crime refirió un estudio del Instituto de Guerras Modernas de West Point (Modern War Institute), el que se halló que mantener énfasis en la eliminación de los jefes de los grupos mexicanos ha sido uno de los factores que ha contribuido a “la infinidad de conflictos con múltiples cabezas, de índole cada vez más local”.
Lo anterior, porque la eliminación de un líder criminal importante deriva en la fragmentación de un grupo y en conflictos internos. Posteriormente, los grupos criminales de menor tamaño entran a disputarse a sangre y fuego territorios de menor envergadura o economías criminales menos rentables.
“El mismo Rafael Caro Quintero se benefició de este hecho. Antes de la captura y extradición de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, el Cártel de Sinaloa era el actor dominante en el estado mexicano de Sonora. Cuando el narco más famoso de México salió del juego, el Cartel Caborca de Caro Quintero pudo comenzar a disputarse las economías criminales cerca de la frontera con Estados Unidos con las facciones del Cártel de Sinaloa”, mencionó.
Añadió que la captura de Rafael Caro Quintero implica una vieja deuda con las autoridades estadounidenses por el asesinato de Camarena, que sigue siendo uno de los momentos más negros de la “guerra antinarcóticos” librada por Estados Unidos.
“Pero no hay que hacerse ilusiones sobre el impacto real de esta captura. Caro Quintero había dejado de ser la figura influyente que fundó el Cártel de Guadalajara. Su nuevo grupo, el Cartel Caborca, tenía gran influencia en Sonora pero nunca estuvo cerca de amenazar la prevalencia o ser una amenaza real para los intereses del Cártel de Sinaloa a nivel nacional”, advirtió.