En la parroquia de la Divina Pastora, habitantes del barrio de San Francisquito despidieron a Roberto Rivera Domínguez “Flint”, quien fue un personaje de la cultura popular queretana
Amable, sencillo y servicial, así se describió a Roberto Rivera Domínguez, conocido como “Flint”, durante la misa de cuerpo presente que se realizó en la parroquia de la Divina Pastora en San Francisquito, barrio del que fue originario.
Este 25 de abril, se dio a conocer, que a los 71 años de edad, murió el icónico personaje querido por los queretanos. A la celebración religiosa, asistieron vecinos de San Francisquito y de otras colonias de la capital, quienes despidieron a Flint con aplausos y recordaron anécdotas que vivieron con él.
En su homilía, José Gómez, sacerdote de la Divina Pastora, enfatizó que Roberto “siempre fue un hombre bueno” y “de las pocas personas” que podría asegurarse que murió y “se fue al cielo”.
“Fue ícono de la sociedad queretana. Hoy platicaba con algunos compañeros de la primaria y de la secundaria, que lo recuerdan también y son queretanos. Yo les platicaba que iba a celebrar la misa de once para Roberto Rivera, no lo conocían por su nombre; ya les dije quién era y lo reconocieron y comentaron que fue una buena persona. Seguro está en el cielo”, dijo.
En entrevista, el sacerdote comentó que Flint, desde joven, fue una persona amable que auxiliaba a los queretanos en tareas como lavar el auto o cargar el mandado. Agregó que, aunque tenía un apodo, no se empleaba para llamarle de forma despectiva, sino con cariño.
“La maldad no tocó su alma. La sonrisa que le conocimos todos era porque sonreía, muchos pensarían que era su físico; pero no, era una sonrisa de amabilidad. Yo me fui de Querétaro unos años, pero regresé y me lo encontré: el mismo hombre bueno y servicial; creo que esa imagen es con la que nos quedamos de él, la mayoría de los queretanos”, afirmó.
