Pregunta: ¿qué tienen en común el movimiento feminista y las leyes del movimiento de Newton? Si bien, en principio, poco o nada, lo cierto es que los movimientos a los que hacen alusión ambos fenómenos están regidos por la ley de acción y reacción enunciada por el físico inglés en 1687: “Toda acción genera una reacción de igual intensidad, pero en sentido opuesto”.
Partiendo de dicha premisa, solo era cuestión de tiempo para que los más recientes avances de las mujeres españolas en cuestión de género fueran puestos en jaque por una reacción patriarcal de igual intensidad, pero en sentido opuesto. La fecha, también reciente, ha pasado ya a la historia. Se trata del 20 de agosto pasado, cuando la selección femenil hispana se impuso a su contraparte inglesa para obtener el Campeonato Mundial de Futbol Femenil, en Sídney.
¿Qué acción en particular echó a andar la tercera ley de Newton ese día? A estas alturas, todos lo sabemos: el ventajoso, infame y obligado beso que le propinó Luis Rubiales, a la sazón presidente de la Real Federación Española de Futbol, a la jugadora Jenni Hermoso, máxima goleadora histórica del futbol femenil de ese país peninsular, mientras le sujetaba alevosamente la cabeza con las manos.
Esta flagrante incidencia de abuso sexual fue suficiente para una reacción mundial de condena, incluida la de la propia FIFA, la de la vicepresidenta del gobierno español, Yolanda Díaz, quien pidió la dimisión del perpetrador, y la de Irene Montero, ministra de Igualdad, quien ni tarda ni perezosa declaró que se trataba de un gesto de “violencia sexual que sufrimos las mujeres de forma cotidiana y hasta ahora invisible, y que no podemos normalizar”.
La reacción de igual intensidad pero en sentido opuesto provino del mismo Rubiales, quien en una asamblea extraordinaria de la federación a su cargo insistió en que había contado con el consentimiento de Jenni Hermoso para besarla y que no dimitiría a pesar de las exigencias del “falso feminismo”, ante lo cual fue ovacionado por los asistentes, casi todos ellos, como era de suponerse, hombres.
Como respuesta, las jugadoras de la selección española renunciaron en masa, en apoyo a su compañera; la FIFA suspendió provisionalmente a Rubiales y la fiscalía inició un procedimiento en su contra por el presunto delito de agresión sexual.
Más recientemente, Miren Gutiérrez, investigadora de la Universidad de Deusto, publicó un ensayo en la publicación en línea “The Conversation”, en el que analiza concienzudamente la reacción adversa, en la citada asamblea del futbol organizado en España, en contra de Jenni Hermoso, al afirmar que el beso había sido consensuado, como parte de un fallido intento por posicionar a Rubiales como la verdadera víctima (en un comunicado, la federación había descrito el controversial beso como “un gesto mutuo totalmente espontáneo”).
Los expertos en temas de género han señalado que las reacciones contrarias al feminismo por parte del entramado de poder instalado en las sociedades patriarcales son de esperarse. Es el caso de Flood, Dragiewicz y Pease (2020), quienes plantean: “Todo proyecto de justicia social enfrenta resistencia… ya que los miembros de los grupos privilegiados buscan mantener, restaurar e incrementar su poder y sus posiciones”.
(CONTINUARÁ LA PRÓXIMA SEMANA)
