Con una deuda de entre 10 mil y 50 mil millones de dólares, WeWork -que ofrecía oficinas de trabajo compartido- se declaró en bancarrota ante el auge del home office
Ante la imposibilidad de pagar su deuda multimillonaria, WeWork -empresa estadounidense que tuvo como objetivo cambiar el concepto de las oficinas- se declaró en bancarrota el pasado lunes 6 de noviembre.
Mediante un comunicado, la compañía anunció su decisión de activar el capítulo 11 de la Ley de Bancarrota de Estados Unidos ante una corte de Nueva Jersey.
Según los documentos presentados ante el tribunal, la empresa estadounidense -fundada en 2010 por el empresario israelí Adam Neumann– arrastra una deuda de entre 10 mil y 50 mil millones de dólares.
De acuerdo con WeWork, ha llegado a un acuerdo de reestructuración de deuda con los acreedores que poseen más de 92 por ciento de sus pagarés garantizados; dicho convenio incluye la reducción de su portafolio de arrendamientos comerciales.
Mientras tanto, informó que se centrará en “la continuidad de su negocio”.
“Seguimos comprometidos con invertir en nuestros productos, servicios y en nuestro equipo de empleados”, señaló el director ejecutivo de WeWork, David Tolley.
Debacle tras la pandemia
Su negocio consistía en ofrecer espacios para trabajo compartido; sin embargo, la pandemia de COVID-19 y el home office sacudieron los cimientos de su modelo de financiamiento en todo el mundo.
El ejecutivo sostuvo que esperan continuar con sus operaciones a nivel global; además, preció que su decisión de apegarse a la Ley de Bancarrota no afectará a sus franquicias fuera de Estados Unidos y Canadá.
Antes de la pandemia de COVID-19, WeWork alcanzó un valor de 47 mil millones de dólares en 2019, cuando recibió una inyección de capital privado de los bancos estadounidenses Softbank y Goldman Sachs.