A la luz de lo vivido los últimos días en el país en relación con el análisis por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre las acciones de inconstitucionalidad interpuestas en contra de la reforma judicial y el que estas hayan sido desestimadas, queda ahí el montón de declaraciones por parte de actores políticos y gobernantes acerca de que a unos y a otros “la historia los juzgará”…
“Estos ministros y ministras que van a votar en estos días sabiendo que su voto va contra la Constitución, cuando ellos y ellas supuestamente son el resguardo de la Constitución, también van a pasar a la historia, y también el pueblo va a decir cómo se comportaron en un momento de transformación tan importante para el país”. Claudia Sheinbaum, presidenta de México; 29 de octubre.
“Hay un grupo de ministros y ministras de la Corte que están a un milímetro de acabar en el basurero de la historia, escribiendo una de las más lamentables páginas, porque nos señalan de que estamos en una crisis constitucional generada por nosotros y está generada por ellos”. Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República; 4 de noviembre.
“Y tú Pérez Dayán, acabas de traicionar a tus compañeros de trabajo, ¡que la historia te juzgue, pendejo!”, manifestante a las afueras de la sede de la SCJN; 5 de noviembre.
“Hoy es un día profundamente triste para México. La historia juzgará este momento como un tiempo de oscuridad, donde un régimen autoritario, en su afán de consolidar el poder absoluto, ha socavado nuestra democracia y la división de poderes. Reconocemos a las y los ministros de la Suprema Corte que se mantuvieron firmes en su integridad, defendiendo nuestra Constitución y el sistema de pesos y contrapesos que garantiza un Poder Judicial independiente.
Lamentamos también el actuar de algunos ministros, que traicionaron los principios constitucionales que juraron proteger. La historia y la democracia los juzgarán”. Guadalupe Murguía, coordinadora del Grupo Parlamentario de Acción Nacional en el Senado de la República; 5 de noviembre.
“La Suprema Corte de Justicia de la Nación acaba de desestimar las acciones de inconstitucionalidad en contra de la reforma al Poder Judicial, decisión notoriamente determinada por el repentino cambio de postura del cobarde ministro Alberto Pérez Dayán. Un traidor al pueblo de México que tiró su nombre en el basurero de la historia”, Alejandro Moreno, senador y dirigente nacional del PRI; 5 de noviembre.
“Millones de mexicanos teníamos la esperanza que 8 ministros hicieran valer la división de poderes. Desafortunadamente, Pérez Dayán nos dio la espalda. La historia lo juzgará”. Xóchitl Gálvez, excandidata presidencial; 5 de noviembre
Y me pregunto: ¿quiénes se irán al infierno: las y los que otorgaron la supermayoría en la Cámara de Diputados, las y los que acabaron con la división de poderes, la independencia del poder judicial y los organismos autónomos o quienes no comparten el rumbo que Morena y sus aliados aseguran el pueblo les ha encomendado?… ¿o todos se encontrarán ahí mezcladitos en el abismo, en medio de las tinieblas?
¿Sabe usted qué significa el “juicio de la historia”?, ¿realmente existe o se trata de un mero “cliché” que puede significar todo o nada?
Joan W. Scott , al describir su obra “Sobre el juicio de la historia”- en el tercer volumen Polifonías 2023 de la revista online Historia, del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile- reflexiona sobre cómo se invoca la historia como un correctivo, un alivio a largo plazo, “un consuelo para los tiempos oscuros… como si la ‘historia’ fuera una fuerza independiente, que se mueve en una dirección necesariamente progresiva, una garantía de que de alguna manera el bien y la verdad prevalecerán al final”.
…Una fantasía de venganza, agrega, de que “‘ellos’ pueden escapar del castigo ahora, pero ‘ellos’ sufrirán las consecuencias de sus acciones ‘al final’”.
“Condenar a alguien al juicio de la historia es una amenaza, una maldición, una promesa de desgracia permanente, una predicción de condenación eterna”, acota.
Sin embargo, la historiadora, advierte. “No hay una fuerza autónoma de la historia que inevitablemente se incline en la dirección de la justicia. La historia es lo que los historiadores deciden que es el significado del pasado”.
Así las cosas, ¿debemos conformarnos con esta única consecuencia, que quién sabe si llegará; y de llegar, cuándo sucedería?, ¿y si, en lugar de esperar sentaditos a que la “historia haga justicia”, mostramos que hay mucho pueblo para tan pequeños políticos y gobernantes?
… o acaso el problema es que ¿hay poco pueblo?
