El consumo rápido de contenido en plataformas como TikTok o Instagram fomenta una memoria a corto plazo muy limitada
En la era de las redes sociales, el tiempo que dedicamos a leer un libro se ha reducido significativamente, especialmente entre los niños y adolescentes, que son más propensos a pasar horas en plataformas como TikTok o Instagram.
Sin embargo, la neurociencia revela que leer libros tiene efectos mucho más positivos y duraderos en el cerebro en comparación con consumir contenido en redes.
Este artículo examina, desde una perspectiva neurocientífica, por qué leer un libro produce efectos beneficiosos en la memoria, la empatía y la capacidad de concentración; mientras que el uso de redes, gratificante a corto plazo, puede tener efectos negativos a largo plazo.
Mientras leemos, nuestro cerebro activa áreas como el córtex prefrontal y el hipocampo, que son responsables de funciones como la planificación, la reflexión y la memoria a largo plazo.
El proceso de leer y comprender un texto obliga al cerebro a conectar ideas y reflexionar sobre los temas planteados, lo cual fortalece los circuitos neuronales asociados con la atención y la comprensión.
Además, este esfuerzo intelectual promueve la creación de conexiones sinápticas en el hipocampo, lo que mejora nuestra memoria y nuestra capacidad de retención de información.
Por el contrario, el contenido de las redes sociales es muy breve y estimulante para nuestro sentido de la vista, lo que activa áreas del cerebro como el núcleo accumbens, que está relacionado con la gratificación inmediata.
En resumen, las redes están diseñadas para ofrecer una recompensa instantánea.
A largo plazo, esta dinámica puede reducir la tolerancia a la frustración y debilitar el autocontrol, especialmente en niños y adolescentes.
Si tenemos en cuenta el consumo rápido de contenido en plataformas como TikTok o Instagram fomenta una memoria a corto plazo muy limitada. El cerebro recibe una gran cantidad de estímulos visuales y fragmentos de información sin un tiempo adecuado para procesarlos e integrarlos.
Como resultado, la plasticidad sináptica se ve afectada y la capacidad de retención de información a largo plazo disminuye. El uso frecuente de redes sociales puede, por tanto, afectar negativamente las habilidades de aprendizaje y memoria a largo plazo.