Hace una semana, la presidenta se reunió por primera vez con los gobernadores para hablar fundamentalmente de seguridad. El escenario fue el puerto de Acapulco, en Guerrero, entidad sumida en una crisis de violencia que empeoró después del paso del huracán Otis, en octubre de 2023.
En esa reunión presentaron el informe de acciones relevantes del gabinete de seguridad. Allí presumieron detenciones, decomisos, recuperación de armas, drogas y una larga lista de logros.
Este martes, en Palacio Nacional, el gabinete de seguridad presentó los avances de la estrategia de seguridad a dos meses y medio de haber iniciado la actual administración.
Prácticamente copiaron la misma información presentada una semana antes en Acapulco, acaso le agregaron algunos datos adicionales.
Pero lo realmente destacado es la forma en que el gobierno de Claudia Sheinbaum cambió la forma de comunicar sobre seguridad.
Los seis años previos fueron de silencio, de evasivas, de acusar a la prensa de exagerar, de mentir, que en México se habían acabado las masacres y que el empleado más caro de la presidencia era una pobre víctima de sus adversarios.
La inmolación por delante de la verdad, pero que rindió frutos creando una realidad alterna en la que millones de personas de este país creyeron y por eso las encuestas de percepción de inseguridad mostraban una falsa mejoría, aunque la población seguía siendo víctima de la delincuencia común, de la delincuencia organizada y de la violencia institucional.
Ahora Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, presume todos los días las acciones relevantes.
Es el superpolicía que no tiene a un solo elemento bajo su mando, pues recordemos que la Guardia Nacional regresó al mando militar, pero que las reformas palomeadas por la bancada mayoritaria le dan amplios poderes por encima, incluso, de los titulares de la Defensa Nacional y Marina.
El gobierno inició su campaña mediática para presumir que detienen a delincuentes de toda índole, hasta los llamados “objetivos prioritarios”, una estrategia que la administración anterior desdeñó desde el día uno, con el argumento de que no era necesario hacer esos ‘shows’ mediáticos.
Hoy, García Harfuch recurre a la propaganda que aprendió de su maestro y padrino policial, Genaro García Luna (preso en Estados Unidos por narcotráfico). No hemos visto aún los espectáculos televisivos con el gran narcotraficante posando esposado, teniendo como escenario un helicóptero, pero todos los días por la mañana todos los medios de prensa reciben el resumen de “acciones relevantes” y los lunes hacen el recuento del fin de semana.
Ante la prensa, el gobierno de la presidenta presume que todos los días detienen a delincuentes, decomisan armas y drogas y reducen los índices delictivos.
Lo que no han informado es ¿en qué prisiones están?, ¿cuál es el estatus legal de esos detenidos?, ¿ya fueron vinculados a proceso?, ¿cuál es el avance de las carpetas de investigación?, ¿realmente tienen elementos suficientes para que, primero, los presuntos culpables vayan a juicio y, segundo, que tengan posibilidades reales de obtener sentencias condenatorias?
Presumir detenciones no es suficiente.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy” que se transmite los martes a las 13:05 h, por Radio Educación.