Javier Cercas explora la dualidad del ser humano

La trilogía “Terra alta”, obra del novelista español Javier Cercas, tiene una marcada dimensión política que busca hacer un retrato de una élite político-económica enquistada en el poder

Para el novelista español su obra “Terra alta” no puede tener una mejor definición que “Un furiosos alegato contra la tiranía de los dueños del dinero y los amos del mundo”, abordado desde la dualidad del ser humano en la que es capaz de hacer lo mejor y lo peor.

“Aunque la novela está escrita en tercera persona y que el personaje de Melchor Marín casi nunca habla, él es el protagonista absoluto, es como si la cámara estuviera siempre con los ojos en él (…) es un personaje complejo, oscuro, de alguna manera encarna nuestra parte maldita, alguien lo definió como ‘un buen mal policía’, es decir, yo no soy un ángel, en mi vida intento ser una persona razonable pero dentro de mí, como dentro de cualquier persona, hay dolor, hay oscuridad, hay furia, hay deseos de venganza (…) el ser humano es capaz de lo mejor pero también de lo peor y ese personaje refleja muy bien esa parte maldita que todos llevamos dentro”, contó el escritor durante su participación en el Hay Festival Querétaro.

Asimismo, compartió que esta novela, a la que le da continuidad su más reciente trabajo “Independencia”, tiene una dimensión política, ya que se convierte en un retrato de una élite político-económica enquistada en el poder, una dramatización de su funcionamiento que a pesar de hablar de Barcelona, específicamente de Cataluña, es trasplantable a casi cualquier lugar del mundo.

“‘Independencia’ es uno de esos títulos polisémicos que sugieren muchas cosas, pero una de las razones por las cuales se titula así es porque el protagonista Ricky Ramírez, que es el espejo de Melchor Marín y de algún modo también lo contrario, va a la búsqueda de su independencia personal de manera equivocada, su padre le dice: ‘arrímate a los buenos’, pero él entiende arrímate a los ricos y los poderosos y ese es el error porque ellos terminan usándolo.

“En el tercer volumen Marín ya no será policía y mucha gente me dice haz intentado transgredir las convenciones del género porque él no es un policía convencional, es un tipo que lee mucho, un enfermo de la literatura, un buen padre de familia que solo bebe Coca-Cola y mi objetivo no era romper con ninguna norma del género, pero tampoco ser fiel a ellas”.

Finalmente, resaltó que una de las cosas que más le gustan del género policiaco es su humildad, “el hecho de que no tenga aspiraciones literarias porque yo tengo la certeza histórica de que la verdadera literatura es aquello que no suena a literatura”.