Julio Ortiz Galimberti
“Not my fucking tempo” – Terence Fletcher
Cuando Terence Fletcher (J.K. Simmons) le explica a Andrew Neiman (Miles Teller) que lo ha torturado física y mentalmente durante toda la película con el afán de sacar lo mejor de él y sus habilidades musicales, a la audiencia se nos presenta la cuestión de qué tan moral es empujar a alguien a sus límites en pro de apoyar y tal vez inspirar a esa persona. Cuando sabemos que alguien es capaz de lograr grandes cosas, ¿de qué forma y hasta dónde es correcto empujarlo?
Guillermo del Toro y su más reciente película presentan un caso curioso. “Nightmare alley” es, sin duda, una buena, algunos dirán excelente, película. Las actuaciones son sólidas, la fotografía es bellísima, la trama es intrigante y ver la tormentosa espiral de la vida de Stanton Carlisle (Bradly Cooper) es una delicia.
Sin embargo, no es una buena película de Guillermo del Toro. El ‘remake’ de una película basada en un libro no juega bien con las fortalezas de Del Toro, un hombre visionario y creativo que se siente constreñido por una historia que no se presta para lucir sus mejores cualidades. Ninguna criatura del nivel de Pale Man. Ningún espectáculo visual del nivel de una batalla de “Pacific Rim”. Ningún diálogo del nivel de: “Y si para que nos enteremos todos hay que matar a esos hijos de puta, pues los matamos y ya está”.
Por primera vez con una película de Del Toro, sentí que me estaba contando una historia, en lugar de un sueño. Me recuerda al caso de Christopher Nolan cuando decidió dirigir “Dunkirk”, una película basada en un hecho histórico, inmediatamente después de haber dirigido “Interstellar”, una película basada en las fantasías de un astrofísico. ¿De qué sirve tener un talento, una imaginación de esa magnitud, si no los vas a utilizar?
Veamos también el caso de Robert De Niro: uno de los más grandes actores de los años 70 protagonizando películas importantísimas como “Taxi Driver” o “The godfather: part 2”, quien, durante las últimas dos décadas, se ha dedicado más a cobrar que a actuar, regalándonos joyas como “Dirty grandpa” o “The intern”. Uno podría pensar que es la edad, que el señor ya no quiere echarle tantas ganas y prefiere hacer algo más sencillo. Pero de pronto, nos regala de nuevo papeles como los de “Joker” o “The Irishman” y nos damos cuenta de que De Niro nos podría haber regalado cinco décadas consecutivas de magia, pero por algo decidió no hacerlo. Falta de ganas, sobra de talento.
El problema de ser un genio es que las expectativas son altísimas y no basta con hacer un buen trabajo para obtener reconocimiento. Se requiere un trabajo excepcional para satisfacer las expectativas que se tienen de un artista excepcional. Y es que hasta el mejor artista tiene los días contados. Si quiere inspirar a las siguientes generaciones, tiene un número determinado de intentos.
Igual que todos los demás, yo veré un número determinado de películas en mi vida y quiero que cada dosis de dos horas sea la mejor de todas. Guillermo del Toro va a hacer un número determinado de películas en su vida, me gustaría que cada una fuera mejor que la anterior. ¿Si fueras a ver una sola película de Guillermo del Toro, por qué escogerías “Nightmare alley” sobre “El laberinto del fauno”?
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