Queridos amantes de la luz y las emociones que provocan las ideas puestas en imagen a través del bello quehacer cinematográfico:
Los saludo lleno de emoción porque nuevamente tendremos la oportunidad de encontrarnos frente al diálogo y, con estos pequeños hilos de pensamiento, contribuir a la reflexión de nuestras narrativas.
Este bello podcast nació de querer generar un diálogo en torno a contenidos que podíamos encontrar en el ‘streaming’ comercial, plataformas que ahora se han vuelto tan grandes como en los años en que los grandes estudios monopolizaban la producción y la distribución.
Hay una discusión sobre si el cine desaparecerá y será sustituido por el contenido que llega hasta la comodidad del hogar, discusión infructuosa, pues el cine, antes de ser entretenimiento, fue para los primeros realizadores una herramienta de narrativa e identidad cultural.
¿No es el cine un reflejo? Hollywood es una industria que lleva casi la misma edad del cinematógrafo nutriendo sus contenidos de esa idea, llevando su cine y narrativas al exceso desproporcionado del espectáculo.
Para darnos una idea, en el medio tiempo del Superbowl 2021, se usó por primera vez en la historia cámaras de alta gama que proporcionaron un ‘look’ cinematográfico al espectáculo. Además de las 50 cámaras de ‘brodcasting’ que tenían para el evento principal, usaron 10 cámaras de cine, cada una con un valor aproximado de 2 millones de pesos, más el sueldo de 60 operadores de cámara, bailarines, cantantes, deportistas, ‘staff’… ¿Acaso nos quieren vender algo? Todo el tiempo nos están vendiendo… ¿qué? Ideas. Una delgada línea separa su producción audiovisual de la propaganda.
La película mexicana con más presupuesto en la historia del cine nacional es “Roma” (2018), de Alfonso Cuarón, con un presupuesto de más de 300 millones de dólares, y se dice que es nacional, pues se produjo y parte del financiamiento viene de México, pero la mayor parte es capital de Hollywood. Para tener un punto de comparación, la primera película de “Avengers”, en 2012, usó un presupuesto de 220 mdd. En 2019, “Avengers Endgame” usó un presupuesto de 356 mdd. Contra esa disparidad compite el cine nacional; y aún más en el olvido, las cinematografías estatales, fondeadas por la industria local que se dedica a la producción audiovisual, propaganda y, en ocasiones, publicidad. Es un gremio sin seguros ni prestaciones, y con muchos clientes que buscan “algo sencillo” al estilo Apple, con presupuestos muy alejados de sus deseos.
En ocasiones también la posibilidad de contar historias propias la financian campañas de fondeo en línea, otras pocas veces, de fondos culturales del estado, que en ocasiones también carecen de las herramientas para entender las necesidades específicas de la producción cinematográfica, y muy pocas ocasiones, por la iniciativa privada. “El cine no es negocio”, he escuchado decir muchas veces y quienes hayan leído hasta acá entenderán lo que pienso de esas personas.
Olvidemos el cochino dinero. ¿Dónde están nuestras voces reflejadas en la pantalla? Amigos míos, en la producción local. Acá un ‘link’ al grupo de locos que, como todo artista que fortalece el desarrollo de la identidad cultural.
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