Promising young woman

“Eso le pasa por vestirse así”.

“Las niñas bien no andan así de borrachas”.

“Fue un crimen pasional”.

El camino hacia el feminismo no es sencillo, porque como seres racionales que somos, hemos sido programados por las personas que nos rodean, por el contexto social en el que crecimos, y, por supuesto, por la comunidad a la que pertenecemos. Yo, al igual que muchas compañeras feministas, he tenido que aprender a desaprender los paradigmas impuestos por una sociedad machista y, como les digo, no es una transformación camaleónica que se dé instantáneamente, sino que es más similar a la transformación de una rana: un día eres un renacuajo y te das cuenta de que algo que pensaste durante toda tu vida estaba mal, y entonces cambias. Meses después eres un renacuajo con dos patas y descubres otro patrón aprendido que te coloca en desventaja por tu género y cambias nuevamente; al otro día eres una rana con cola y leíste un artículo feminista y te das cuenta de los errores que cometiste y cambias.

Reitero: una vez que te transformas al feminismo no lo puedes apagar y continúas mutando para siempre, y creo que es por eso que actualmente vivimos una transformación nunca antes vista en los temas que abordan las artistas, la voz de las mujeres en el arte ha dado pie a un sinnúmero de conflictos y discursos que habían sido silenciados por siglos.

Es gracias a ellas que ahora podemos comenzar a cuestionarnos si el mundo en el que crecieron nuestras mujeres era realmente digno y justo.

Un claro ejemplo de nuevos discursos propuestos por mujeres artistas es la película “Promising young woman”, de Emeral Fennell, quien desde mi perspectiva da un giro inesperado a las famosas ‘chick flicks’, género fílmico que apelaba a una audiencia femenina en la que las protagonistas parecían tener como único interés en la vida el verse perfectas y encontrar al amor de su vida. Pero ojo, no quiero que interpreten que estoy diciendo que esta joya de película se deja regir por este principio, es todo lo contrario: Fennell utiliza el lenguaje cinematográfico de las ‘chick flicks’ para contar una historia contraestataria y muy bien trabajada, en la que se aborda el discurso de cómo la violencia sexual hacia las mujeres siempre ha sido justificada por un sinnúmero de excusas irracionales que acaban por destruir la credibilidad de las sobrevivientes, dejándolas a expensas de daños irreparables emocionales y físicos.

La directora centra la trama en el amor romántico al igual que una ‘chick flick’, utiliza momentos melosamente narrados en donde por un instante nos hace creer que el amor existe y que es posible encontrar al principe azul de los cuentos de hadas; sin embargo, al final acaba por romper con el esquema del ‘chick flick’ para dejarnos ver algo mucho más profundo: la violencia de género, un tema del que todos hemos sido cómplices en menor o mayor grado y del que vale la pena recapacitar.

La forma en la que logra Fennell adaptar un género tan hueco como el ‘chick flick’ para crear una pieza cuyo mensaje es capaz de mostrarnos cómo funciona actualmente el mundo respecto a la violencia sexual y permitirnos aprender de su mensaje habla de que es una de esas artistas a las que vale la pena seguirles la pista.

Escucha nuestro podcast los miércoles de cada 15 días a través de YouTube, Spotify, Himalaya, Podimo, Apple y Google Podcasts.

Síguenos en Instagram, Facebook y Twitter como @alertaspoilermx