El ojo de Horus, un símbolo de la mitología del Antiguo Egipto, tiene gran parecido a la glándula pineal, una parte del cerebro que participa en los procesos del ciclo del sueño y que está asociada a la depresión
La glándula pineal se encuentra en el centro del cerebro y tiene un parecido asombroso con el ojo de Horus, un símbolo egipcio asociado a la protección espiritual y mental que además proveía de salud. Lo que está claro es que la glándula pineal regula el ciclo del sueño y los estados de ánimo.
El ojo de Horus esconde el secreto de la visión y la capacidad mental superior, parece que los egipcios estaban mucho más enterados de la salud mental de lo que creemos.
Muchos otros afirman que el tercer ojo se refiere a la glándula pineal, una herramienta útil para activar la meditación, a los sueños lúcidos y a practicar el yoga.
La glándula pineal se sitúa entre los dos hemisferios del cerebro y está enlazada a los ojos.
La historia de Horus y su ojo
Horus era un dios para los egipcios, quienes lo representaban con un halcón. Su historia comienza con Set, el dios del caos, quien asesina a su hermano Osiris desmembrándolo en 14 partes. Isis, esposa de Osiris, reunió todas las partes y logra resucitarlo, una vez con vida, Isis concibió con él a Horus.
Cuando Horus creció, luchó con Set, quien le arrancó su ojo y lo despedazó, sin embargo, Tod, dios de la magia y la ciencia, tomó los trozos y le dio vida, así se creó el amuleto del Udyat, el famoso ojo de Horus.
Fue así que los egipcios utilizaron al Udyat como amuleto para renovar la energía espiritual, protegerse de los espíritus malignos y curar enfermedades.
La glándula pineal
Las funciones de la glándula pineal responden a las variaciones de luz que se producen en nuestro entorno y se activa para segregar melatonina, serotonina, noradrenalina, histiamina y otras más. Estas sustancias tienen funciones en nuestro cuerpo muy específicas como reforzar el sistema inmunitario, regular las funciones endócrinas, regula los ciclos de vigilia y el sueño, también regula los ritmos estacionales, de estrés, rendimiento físico y los estados de ánimo.
La glándula pineal tiende a acumular fluoruro, con los años se forman cristales de fosfato por lo que la glándula se va endureciendo, lo que provoca una menor producción de melatonina, por ello en la vejez se va alterando el ciclo del sueño.
Al incidir en los ciclos nocturnos, la glándula se asocia con el Alzheimer y las migrañas.
Tal vez los egipcios estaban enterados de una parte del cerebro que hasta la fecha sigue siendo enigmática.
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