La moda se encuentra frente al reto de convertirse en una industria sostenible, pues las microfibras textiles ya son un problema ambiental
Las microfibras de la industria textil se encuentran en todas partes. Estudios demuestran que ya están en la comida o en el aire que respiramos. Además, resultan perjudiciales para la vida marina.
Incluso, la ONU se posicionó e instó a la industria de la moda para que esta asuma su responsabilidad, pues se estima que el 35 por ciento de los microplásticos que terminan en los ecosistemas marinos provienen de las microfibras textiles.
Mucho se habla de optar por usar microfibras naturales, pero al ser sometidas a los procesos químicos, resultan igual de dañinas para el medio ambiente.
La responsabilidad es también de los consumidores. Hoy en día, algunas lavadoras cuentan con filtros que evitan que las microfibras se viertan en el agua.
Sin embargo, esto no es suficiente. Muchos activistas piden que se aprueben regulaciones en los sistemas de depuración del agua o en los requisitos técnicos de las lavadoras. Francia encabeza la lista de países que comienza a legislar para imponer que los electrodomésticos incorporen este filtro a partir del 2025.
El camino por recorrer es largo. Hacen falta estudios que determinen a ciencia cierta cuánto daño hacen las microfibras textiles y que nos sirvan para comprender su complejidad en la industria de la moda.