Michael Jordan: 59 años del hombre que revolucionó el deporte

El 17 de febrero de 1963, nació en Brooklyn, Nueva York, Michael Jordan, el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos

El 17 de febrero de 1963, nació en Brooklyn, Nueva York, Michael Jordan, el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, y probablemente, el mejor deportista de la historia.

Cuando tenía 7 años de edad, la mudanza a Carolina del Norte, fue una de las claves que marcarían su vida. Desde sus primeros años, Michael Jordan mostraba enormes cualidades para el deporte, practicaba todos los días en una canasta que su padre instaló en casa, pero no tenía la estatura suficiente para destacar en el baloncesto, por lo que centró su atención en el futbol americano y en el baseball (deporte favorito de su padre).

El año de 1980 fue cuando todo cambió, en la preparatoria Emsley A. Laney se anotó para las pruebas del equipo de baloncesto, pero debido a su “baja estatura” de 1.80 metros, lo mandaron al segundo equipo. Jordan aceptó el reto, comenzaba a dar muestras de que no era buena idea hacerlo enfadar, anotó 40 puntos en todos los partidos que disputó.

Para el año siguiente, su cuerpo terminó de desarrollarse, creció 10 centímetros, entrenó más que cualquiera y su perseverancia dio frutos. Se convirtió en la estrella del equipo y fue seleccionado para el McDonald’s All-American Game, lo que le ayudó a conseguir una beca completa en la Universidad de Carolina del Norte.

En 1982, ganó el título de la National Collegiate Athletic Association (NCAA), el campeonato universitario de los Estados Unidos, Michael Jordan anotó la canasta del triunfo, cuando quedaban pocos segundos en el cronómetro. Demostró que estaba hecho para los grandes escenarios.

Dos años después, con el trofeo que lo acreditaba como el mejor jugador universitario en la maleta, dejó la universidad para ser parte del Draft de la National Basketball Association (NBA), fue elegido en el tercer pick. Houston y Portland dejaron pasar a Michael Jordan, el mayor error de su historia, lo que benefició a los Chicago Bulls.

Durante su primer año como profesional, el nacido en Brooklyn promedió 28 puntos por partido y formó parte del equipo de estrellas, algo impensado para un novato. Frente a los Detroit Pistons anotó la mayor cantidad de puntos en un partido de NBA, para jugador de primer año, 49.

Todo lo bueno que había construido en su etapa como novato, no pudo ser refrendado en su año siguiente, una dura lesión lo aparta de las duelas y solo pudo participar en la primera ronda de los playoffs, donde su equipo fue eliminado por los Boston Celtics. A pesar de ello, rompió el récord de puntos en un partido de playoffs, 63.

Asombrado, Larry Bird, la súper estrella de Boston, dijo: “He visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto”.

Michael Jordan no perdió el ritmo y en su tercer año consiguió más de 3 mil puntos, se convirtió entonces en el segundo jugador que lo conseguía, en toda la historia de la NBA, luego de Wilt Chamberlain. Sin embargo, sus espectaculares encestes y sorprendentes números, no bastaron para ganar un campeonato, las tres temporadas siguientes se repitió la historia, eliminados por los Boston Celtics y posteriormente por los Pistons de Isiah Thomas.

Llegó entonces la histórica temporada de 1991, los Bulls ganaron 91 partidos, en la Final de Conferencia pasaron por encima de los Detroit Pistons, con paso firme llegaron a las Finales de la NBA, donde enfrentaron a los Lakers de ‘Magic’ Johnson, pero un contundente 4 juegos contra 1, no dejó dudas de quien era el mejor equipo de la liga. Luego de intentarlo una y otra vez, cuando tenía 28 años llegó el primer anillo de campeonato para Jordan y sus Bulls.

Un año después, repitieron la historia y vencieron 4-2 a los Blazers en las Finales. Misma historia para la temporada 1993, los Bulls ganaron su tercer título consecutivo, con Michael Jordan promediando 41 puntos por partido; el equipo dirigido por Phil Jackson parecía invencible.

Jordan estaba en la cumbre de su carrera, era el mejor jugador de la NBA, no había duda de ello, pero en julio de 1993, recibió la noticia más dura de toda su vida, su padre fue asesinado. Sumido en una profunda depresión, el ‘23’ de los Bulls decidió dejar el baloncesto para jugar baseball, el deporte favorito de su padre.

Dos años después, la aventura en los diamantes terminó, el mejor jugador de todos los tiempos regresó a las duelas vistiendo el número 45, ya que el 23 había sido retirado en su honor. En esa temporada, los Bulls cayeron ante el Orlando Magic, con un Michael Jordan que perdió los dos últimos balones del encuentro, parecía que el dicho “las segundas partes nunca fueron buenas”, se cumpliría. Nada más lejos de la realidad.

En 1996 los Bulls suman piezas clave a la plantilla y sorprendentemente repitieron la hazaña de ganar 3 campeonatos de forma consecutiva. En 1997 ocurrió la mítica final contra el Utah Jazz, con 38 grados de fiebre, Michael Jordan jugó el 5to partido de las Finales y anotó 38 puntos, para darle la ventaja 3-2 a los Chicago Bulls.

Tras su sexto campeonato y con fracturas en su relación con los dirigentes de Chicago, Jordan decidió poner fin a su carrera. Con 40 años volvió a las duelas, con los Washington Wizards, el 16 de abril de 2003 puso punto final a su carrera, en un partido ante Philadelphia.

Michael Jordan siempre será recordado por estar presente en los grandes momentos, por internacionalizar el baloncesto y tener una de las marcas de tenis más reconocidas del mundo, con el logo de la clavada de 1988.

El mejor jugador de la historia del baloncesto hoy cumple 59 años.

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