Con el paso de los días, la conmoción por la muerte del legendario pitcher mexicano Fernando Valenzuela, quien falleció el pasado 22 de octubre a la edad de 63 años, se ha convertido en motivo de reflexión sobre el legado del lanzador zurdo que cambió para siempre la historia de los Dodgers de Los Ángeles.
En la víspera del inicio de la Serie Mundial 2024 contra los Yankees de Nueva York, la novena californiana anunció que homenajeará al “Toro” portando un parche conmemorativo con su emblemático número 34, durante el “Clásico de Otoño” y toda la temporada 2025.
Al hacer este anuncio, los campeones de la Liga Nacional reafirmaron la categoría de “héroe” del pelotero originario de Etchohuaquila, una pequeña comunidad de 700 habitantes perteneciente al municipio de Navojoa, ubicado en el sur del estado de Sonora.
Y no es para menos, pues su deceso coincidió con los 43 años de aquella formidable actuación durante el tercer juego de la Serie Mundial de 1981, cuando lanzó las nueve entradas (una hazaña prácticamente imposible de repetirse en el beisbol actual) y selló la victoria cinco carreras contra cuatro sobre los “Bombarderos del Bronx”.
Su primera temporada completa en Grandes Ligas –cuando se convirtió en Novato del Año y ganó el premio Cy Young como mejor pitcher de la Liga Nacional– fue clave para la explosión de la “Fernandomanía”, un fenómeno que se extendió más allá del deporte y se transformó un profundo cambio cultural en ambos lados de la frontera.
“Lo que la ‘Fernandomanía’ hizo para los Dodgers fue construir una generación tras otra de fanáticos mexicoamericanos. La comunidad mexicanoamericana siempre ha sido muy grande en Los Ángeles, pero no estaba vinculada con los Dodgers cuando llegaron desde Brooklyn. No creo que sea exagerado decir que, para las comunidades mexicoamericanas, Valenzuela fue un héroe como Hank Greenberg lo fue para los judíos. Hizo que todo el mundo se sintiera más importante y bienvenido. Iban al estadio a verlo a él”, comentó el historiador oficial de la MLB, John Thorn.
Tras la traumática mudanza de los Dodgers desde Brooklyn hacia Los Ángeles en 1958, la cual incluyó la violenta expulsión de las comunidades migrantes mexicanas de la zona de Chávez Ravine para construir el Dodger Stadium, el cual fue inaugurado en 1962; la creciente población mexicoamericana no dejó de ver con recelo y rencor al equipo californiano hasta el espectacular debut de Fernando Valenzuela, quien fue el encargado de abrir la temporada de 1981.
Con apenas 20 años, logró transformar todo el resentimiento y los agravios acumulados durante más de dos décadas en motivo de orgullo e inspiración gracias al dominio de su lanzamiento de screwball (tirabuzón), el cual lo llevó a conseguir 180 ponches y 13 victorias en su campaña de novato.
Hasta la actualidad, la franela con el dorsal número 34 sigue siendo un símbolo de la identidad multicultural de la metrópoli californiana, que es la segunda urbe en el mundo con mayor cantidad de personas mexicanas o de ascendencia mexicana (solamente después de la Ciudad de México).
En 2023, los Dodgers retiraron el número del “Toro” en una ceremonia realizada en el diamante que tantas veces lo vio brillar. Desde entonces, la ciudad de Los Ángeles celebra el 11 de agosto de cada año el Día de Fernando Valenzuela. Sin embargo, le quedó pendiente un logro por conquistar en su carrera: la inclusión en el Salón de la Fama del Beisbol.
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