Con temas como “Paloma negra” y “Cucurrucucu paloma”, Lola la grande llevó la música regional mexicana a todo el mundo
Su voz ronca, fuerte y llena de sentimiento y algarabía posicionó a María Lucila Beltrán Ruiz como la máxima exponente de la música regional mexicana, dándole el título de “Embajadora de la canción ranchera”. Hoy, a 24 años de su muerte, su inigualable voz sigue presente a través de sus discos.
Nacida en Rosario, Sinaloa, el 7 de marzo de 1932, desde muy pequeña participó en concursos musicales, pero su gran oportunidad llegó al ser descubierta y apoyada por la cantante Matilde Sánchez “La Torcacita”.
Comenzó en el programa “Así es mi tierra”, que fue fundamental en el desarrollo de las carreras de varios intérpretes de la música ranchera; a partir de ahí, labró una de las carreras profesionales con más impacto dentro de la cultura popular mexicana.
El primer sencillo que grabó fue el tema “Cuando el destino”, de José Alfredo Jiménez, y después consiguió fama con otras canciones del compositor guanajuatense, como “Si nos dejan”, “La retirada” y “Caminos de Guanajuato”.
Posteriormente, una larga lista de compositores, encabezados por Tomas Méndez Sosa, Cuco Sánchez, Felipe Valdez Leal, Chucho Monge y Agustín Lara, forjó su repertorio.
En el 2008, Warner Music México editó un tesoro musical ranchero, una caja con 20 discos que contiene 239 canciones. Lola Beltrán es la única cantante del género que cuenta con una colección de esta naturaleza.
A lo largo de su carrera, la intérprete también participó en el séptimo arte y en programas de televisión como “Noches tapatías” (1976) y “El estudio de Lola Beltrán” (1982).
Fue la primera intérprete ranchera que cantó en el Palacio de Bellas Artes, también pisó lugares emblemáticos como la sala L’Olympia de París, la sala Chaikovski de Moscú y el Conservatorio de Leningrado en San Petersburgo, así como el Carnegie Hall, el Madison Square Garden y el Metropolitan Opera de Nueva York; también actuó en la Casa Blanca para John F.Kennedy y Richard Nixon.
La cantante mexicana murió el 24 de marzo de 1996 por un tromboembolismo pulmonar, 15 días después de cumplir 64 años. Sus restos reposan en la iglesia de Rosario, Sinaloa.