El documento publicado por la OPS indica que actualmente no existen contraindicaciones médicas conocidas para vacunar a una persona con COVID-19 y que las vacunas tampoco tienen contraindicaciones médicas para las personas que hayan tenido contacto con un paciente con la referida enfermedad
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la vacunación debe ser considerada como un servicio de salud esencial que no debe ser interrumpido; sin embargo, en el contexto de transmisión local de SARS-CoV-2, virus causante de COVID-19, la decisión de mantener los servicios de vacunación será determinada por los lineamientos nacionales sobre distanciamiento social, la situación del sistema de salud, la carga de enfermedades prevenibles por vacunación (EPV), así como otros factores demográficos y la disponibilidad de vacunas e insumos.
Lo anterior se desprende del documento titulado “El programa de inmunización en el contexto de la pandemia de COVID-19” -elaborado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS, o PAHO, por sus siglas en inglés) y publicado el 26 de marzo de este año- cuyo objetivo es el de brindar orientación respecto al funcionamiento de los programas de inmunización en el contexto de la pandemia por COVID-19.
Las vacunas ante tres escenarios
De acuerdo con la publicación, para mantener la vacunación se deben considerar tres escenarios. En el primero de ellos, si la capacidad del sistema de salud está intacta y la prestación de servicios esenciales de salud continúa, la inmunización debe realizase en puestos fijos, móviles y por medio de actividades de extensión de cobertura, garantizándose el cumplimiento de las medidas recomendadas de prevención y control de infecciones y de vacunación segura; debe informarse a la población sobre la continuidad del servicio.
En el segundo, cuando solo sea posible la prestación de servicios de forma limitada, se recomienda priorizar la vacunación de la población vulnerable con mayor riesgo de morbilidad y mortalidad por EPV; es decir, adultos mayores, personas con enfermedades crónicas, personal de salud, mujeres embarazadas, niños menores de cinco años, comunidades con brotes activos de sarampión, difteria y fiebre amarilla.
En el tercer escenario, si la vacunación no puede realizarse de manera segura y el riesgo de transmisión de SARS-CoV-2 aumenta, será necesario suspender las actividades de vacunación hasta que se haya reducido el riesgo de transmisión del virus y la capacidad del sistema de salud se haya recuperado lo suficiente como para reanudar dichas actividades.
“En los escenarios uno y dos deberá priorizarse la vacunación contra la influenza y el sarampión. (…) Debe ser prioridad la vacunación del personal de salud, adultos mayores, personas con enfermedades crónicas y mujeres embarazadas”, refiere. En el caso del sarampión, agrega, se debe “considerar aplicar la estrategia de dosis cero para niños de seis a 11 meses en los municipios con brotes activos”.
¿Deben vacunarse las personas con COVID-19?
El documento publicado por la OPS indica que, aunque actualmente no existen contraindicaciones médicas conocidas para vacunar a una persona con COVID-19, señala que es recomendable diferir toda clase de inmunización hasta que el paciente esté completamente recuperado, con base en los criterios establecidos.
De la misma manera, el texto menciona que las vacunas tampoco tienen contraindicaciones médicas para las personas que hayan tenido contacto con un paciente con la referida enfermedad; no obstante, también indica diferir su aplicación hasta que se haya cumplido con la cuarentena, es decir, 14 días después de la última exposición.
“En los establecimientos de salud en los cuales se van a realizar actividades de vacunación, es fundamental que los profesionales de salud estén atentos a signos y síntomas de enfermedades respiratorias y ofrezcan a los pacientes con síntomas gripales una mascarilla quirúrgica y los refieran para evaluación médica según los protocolos locales de abordaje inicial de los pacientes con sospecha de COVID-19”, enfatiza.