Padres se enfrentan al uso de la tecnología para que sus hijos trabajen en línea

Los padres de familia han tenido que aprender a trabajar con sus hijos mediante las aplicaciones Zoom, Classroom y Dojo para atender las clases en línea que implementó la Secretaría de Educación Pública por la contingencia epidemiológica que se vive en el país

Luego de que la Secretaría de Educación Pública (SEP) reanudó las clases en línea a través del “Programa Aprende en Casa” como parte de las medidas implementadas para evitar que se pierda el ciclo escolar por la contingencia epidemiológica por el Covid-19, los padres de familia se han enfrentado a situaciones que desconocían, como el uso de aplicaciones y a la tecnología como tal que los ha hecho valorar mucho el trabajo de los docentes, pero también les ha servido para convivir más con sus hijos.

Ana Lilia Soria Paniagua, mamá de Regina, de nueve años, reconoce que tuvo que aprender a utilizar el programa Zoom y Dojo, aplicaciones intuitivas que le permiten identificar las herramientas fácilmente y sacarles el mayor provecho.

“Llevar las clases virtuales, trabajo y tareas a casa ha sido un proceso retador como mujer que trabaja, porque se ha sumado mi responsabilidad como maestra sustituta que acompaña en las dudas y participación en los trabajos de mi hija, cuando los maestros ya no están en línea (…) a pesar de todo, lo haría otra vez, porque la educación es la mejor herencia que le voy a dejar a Regina para enfrentarse a un mundo tan cambiante, como el que nos está mostrando esta pandemia”.

Mireya Pineda Pimentel, quien es madre de Jesús Eduardo, de siete años, y Abraham Emmanuel, de tres años, narró que para poder trabajar en línea tuvo que bajar el programa Zoom y Classroom, medios por los que envía los trabajos, tareas y videos.

Reconoce que al principio fue difícil, porque no todos tenían un teléfono inteligente para bajar los programas de Power Point y Word, que es a donde les envían las actividades para trabajar, inclusive tuvo que meterse a Internet para aprender cómo enviar archivos y videos de las actividades de sus hijos.

“Otra de las cosas que se me complica es que a Abraham le piden colorear imágenes que debo imprimir en un ‘cíber’, porque tienen que ir pegadas a la libreta y eso se me dificulta, porque no tengo un negocio de esos cerca de casa”.

Reconoció que su esposo le ayuda con las actividades de Jesús y ella le dedica más tiempo al menor de sus hijos.

Leonardo Flores, papá de Eduardo, de siete años, destacó que desde las 8:00 horas está “pegado” al celular con su hijo.

“Mi experiencia es que ahora debemos estar más conectados al celular, porque desde las ocho de la mañana mandan las tareas; primero debo comprender para poder explicarle a mi hijo para que él las pueda realizar y estamos a contrarreloj, porque debemos enviar las actividades antes de las 13:40 horas”.

Ena Madrigal Barajas, quien es madre de Sofía de 10, Sergio, de siete, e Isabela, de cuatro, aseguró que ha sido un proceso de aprendizaje y de practicar la resistencia, la tolerancia, la paciencia y de priorizar las actividades con sus hijos; hacer de comer, limpieza y darse el tiempo para disfrutar en familia.

“Nos ha dado oportunidad de valorar a los maestros y la gran vocación, paciencia y tolerancia que tienen para conducir a un grupo y lograr los objetivos. Y de igual forma reforzar con los niños el respeto hacia sus maestros y compañeros”.

Dice que al principio también fue un poco complicado, porque tuvieron (con su esposo) que comprar otra ‘laptop’ a meses sin intereses, porque los tres están en línea al mismo tiempo.

Liliana Caro Ángeles tiene dos hijos en edad escolar; ella trabaja con Christian Jesús, de cinco años, y su esposo Christian con la pequeña Samara, de ocho años, quien al principio tuvo que bajar el programa Classroom, pero no funcionó, porque no todos tenían computadora en su casa y ahora entregan las tareas cada viernes.

“A Christiancito le cuesta verme como maestra, porque dice: ‘Tú eres mamá, no maestra, no me presiones’; pero poco a poco revisan cada materia”.

Yesenia Durán Puerta, mamá de Grecia, de tres años, comentó que cuando empezó la cuarentena les alcanzaron a entregar los libros y un calendario con los horarios tal cual los llevan en el kínder, incluyendo hora de desayuno y recreo; además, les proporcionaron actividades para realizar por las tardes en familia.

“Tenemos que tomar fotos y realizamos un collage para mandar la evidencia de que sí las hizo con nombre y fecha; y ahora trabajamos por medio de videos donde cada maestro nos explica cada una de las actividades a realizar”.

Aseguró que trabajar de esta manera les ha permitido ver cómo se desenvuelve su hija y les da la satisfacción de saber que es parte de su formación al hacer equipo con los maestros.

“Confieso que ha sido un poco estresante por estar con horarios marcados y a la vez estar atendiendo las labores de casa y familia; es algo que disfruto, porque es un proceso que contribuye para la educación de nuestros hijos”.

Karen Martínez Rivera, mamá de Ian, de seis años, afirmó que ha sido un proceso complejo, porque para que su hijo entienda lo que les están pidiendo, ella también debe comprenderlo y así apoyar a la maestra de su hijo.

“Ian y yo vemos el programa en el canal 23, después la maestra manda las tareas de acuerdo al programa del día donde nos deja de cuatro a cinco trabajos, entre ellos activación física, matemáticas, ciencias o naturales; y debemos mandar un video con fecha y nombre completo del niño”.

Reconoce que ha sido difícil, porque no tiene Internet; así que gastan en recargas telefónicas y también tuvo que investigar en la página del programa donde pasaban las clases para apoyar a la maestra.

Para Jessica Morales Centeno, mamá de Emiliano, de seis años, las clases en línea fueron todo un reto, porque tuvo que aprender a bajar las aplicaciones que necesitaba su hijo para las clases.

“La ventaja es que los trabajos y tareas se envían a través de la app Classroom, hasta las 15:59, y de ahí empieza a marcar la tarea como no entregado y una desventaja es que solo tienes cinco minutos para ingresar a la clase y después de esa hora te marcan falta”.