Las medidas conllevan riesgos asociados, por lo que deben llevarse a cabo con criterios, cuidados especiales y minimizar su uso solo a lo indispensable
En contextos de pandemias por infecciones respiratorias, como la actual de COVID-19, la disponibilidad de respiradores N95 puede verse seriamente afectada. Por ello, ante una escasez de estos insumos y sus equivalentes, es posible poner en marcha medidas temporales, como el uso prolongado, reutilización y reprocesamiento de los mismos; sin embargo, esta última opción debe considerarse cuando el suministro de respiradores sea crítico.
Dichas medidas -contempladas en el documento “Aspectos técnicos y regulatorios sobre uso prolongado, reutilización y reprocesamiento de respiradores en periodos de escasez”, publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS)- conllevan riesgos asociados, por lo que deben llevarse a cabo con criterios, cuidados especiales y minimizar su uso solo a lo indispensable.
“El uso prolongado se recomienda por sobre la reutilización, porque esta requiere de la implementación de un proceso controlado en los servicios de salud e implica que el personal que lo realice tendrá contacto con los respiradores contaminados, incrementando el riesgo de exposición ocupacional”, acota el texto.
Añade que, incluso, la selección de un método por parte de un establecimiento de salud, dependerá de las condiciones de infraestructura y las capacidades para desarrollar e implementar los protocolos de funcionamiento que garanticen la eficacia y seguridad de los respiradores después del reprocesamiento.
De acuerdo con el documento de la OPS, “los respiradores N95 o equivalentes son equipos de protección personal de uso único (EPP), indicados para el uso de personal de salud durante la atención directa al paciente con enfermedades transmitidas por núcleo de gotitas (o aerosoles), o durante la realización de procedimientos generadores de aerosoles (PGA) en pacientes con enfermedad respiratoria aguda, como es el caso del COVID-19”.