Hoy se cumplen ocho años de la muerte de la cantante Chavela Vargas, quien siempre será recordada por su osadía y por la huella que dejó en el corazón de sus seguidores
Se fue de este mundo sin poder superar el hecho de no haber sido querida y aceptada por su familia, principalmente por su madre; este fue un dolor que se llevó a la tumba y sin embargo, también se fue feliz de haber vivido como quiso.
Chavela Vargas nació un 17 de abril de 1919 en San Joaquín de Flores, Heredia, Costa Rica, y murió un 5 de agosto de 2012. Hoy se cumplen ocho años de su partida.
Fue hija de Francisco Vargas y Herminia Lizano, y desde pequeña tuvo que enfrentarse al desamor de sus padres, pues ella era diferente a otras niñas y la rechazaban; finalmente, sus padres se divorciaron y se desentendieron de ella.
Desde niña se sintió atraída por el canto y sobre todo por la música ranchera, que, aunque es considerada como emotiva, también ha sido catalogada como música machista, lo cual nunca le importó a Chavela.
De voz áspera, rebelde y bohemia, Chavela dramatizó la música ranchera, género tradicionalmente cantado por varones. Sin embargo, solo ella supo imprimir tan apasionada interpretación a las letras de rancheras y boleros.
Siempre con su atuendo masculino y fumando cigarrillos y bebiendo tequila cantó “Macorina”, un tema de rebeldía, del siglo 17 que le permitió jugar a seducir a su audiencia femenina.
Precisamente con el tema “Macorina”, de cuyos arreglos se ocupó la misma cantante, alcanzó sus primeros éxitos a finales de la década de 1950 en Cuba, donde había comenzado su trayectoria profesional.
Los excesos con el alcohol, sus amoríos, sus amistades intensas con artistas e intelectuales de Hollywood, sus dotes de chamana, su retiro de los grandes escenarios a finales de los 70 y su regreso triunfal al cine, de la mano del director español Pedro Almodóvar, hicieron de ella una leyenda en vida.
Con más de 60 años y superada finalmente su adicción al alcohol, la cantante vivió en efecto una segunda edad dorada desde la década de los 90 hasta su fallecimiento: volvió a editar numerosos discos, entre ellos “Volver, volver”, “Macorina” y “Somos”, y recorrió los principales escenarios del mundo.