A más de cinco décadas de su creación, Mafalda sigue siendo un ícono de la crítica social que no deja de sorprender con su irónico sentido del humor
La ingenuidad y rebeldía nata de Mafalda han cuestionado al mundo por más de 50 años, posicionando sus tiras como un clásico del humor gráfico.
Todo comenzó en Argentina, cuando el dibujante Joaquín Salvador Lavado Tejón, alias “Quino”, aceptó la propuesta para crear historietas que funcionaran como publicidad encubierta para la marca de electrodomésticos Mansfield, por lo que el nombre de todos los personajes debería comenzar con la letra eme, creando así a Mafalda.
Aunque el proyecto no resultó, Quino siguió trabajando en el personaje y en 1964 presentó la historieta a la revista “Primera Plana”, consiguiendo que se publicara.
Con su peculiar humor, el personaje representaba una crítica hacia la incongruencia de la humanidad, tocando temas políticos y sociales.
Poco después fue alcanzando fama hasta ser mundialmente conocida como la niña argentina terriblemente irónica, nacida de una típica familia porteña de clase media.
Aquella niña contestona, amante de The Beatles, la democracia, los derechos y la paz, un tanto ambientalista y feminista, que además odia la sopa, celebra hoy 56 años de publicación de su primera tira cómica y, como en alguna ocasión lamentó su creador durante una entrevista, sigue vigente porque el mundo parece no haber cambiado mucho.