Los libros han cambiado mi vida: Cristina Rivera Garza

La autora de novelas como “Nadie me verá llorar” y “Verde Shanghai” describió su obra como puntos de conversación que buscan un ejercicio crítico

La lectura nos ofrece la posibilidad de ser otros y de creer que el mundo puede ser distinto; así lo consideró la escritora, novelista, poeta, cuentista y ensayista Cristina Rivera Garza, quien recientemente fue galardonada con el reconocimiento Compromiso con las Letras, en la edición 31 de la Feria Nacional del Libro de León.

En el marco de la entrega del reconocimiento, la autora de obras como “El mal de la taiga” y “La muerte me da” definió su labor en las letras como una trabajadora del lenguaje que siempre busca llevar a sus lectores a una práctica crítica.

“Son muchos años de trabajo, de darle vueltas a una serie de temas que con el tiempo se han vuelto obsesiones; a mí me gusta mucho el ejercicio de la escritura y la lectura como una práctica crítica, como una actividad a través de la cual luchamos contra la soledad y el aislamiento y nos salimos de nosotros mismos para formar comunidades. Cuando escribo, soy una trabajadora del lenguaje y el lenguaje es un bien común, una fuerza de las más humildes y de las más poderosas a las que tenemos acceso. Por su parte, la lectura, que es el último fin de la escritura, es una especie de asamblea; es ahí donde el libro encuentra su conclusión máxima, es un ejercicio creativo, no pasivo, donde los libros cambian, los textos se encuentran y los lectores se apropian de ellos.

“Los libros han cambiado mi vida, he sido otra muchas veces, después de pasar por los retos, las mutaciones, las transformaciones a las que me han invitado; me gustaría pensar que mis textos tambien podrían hacer eso por otros, que en esos cambios y esas mutaciones hay momentos de encuentro y de conversación en los que nos seguiremos viendo y seguiremos siendo otros. El gran regalo de la lectura es la posibilidad de encontrarnos, de ser otros, de nuestra capacidad de imaginación… de que el mundo puede ser distinto”.

Asimismo habló sobre su más reciente texto denominado “Autobiografía del algodón”, el cual definió como un encuentro con el pasado.

“Es un libro en el que he trabajado por muchísimos años y, como lo he dicho, creo que me ha tomado los más de 20 libros que he escrito hasta ahora, es una exploración del pasado migrante, de abuelos paternos que como muchos migrantes de hoy atravesaron el territorio de México hacia el norte para poder encontrar una mejor vida y encontraron la participación en un experimento social muy importante que se estableció en la frontera entre Tamaulipas y Texas, con la producción del algodón, y también es un seguimiento de los abuelos maternos que cruzaron la frontera México-Estados Unidos a una edad muy temprana, que vivieron y trabajaron allá y se vieron expulsados como muchos otros el día de hoy, obligados a regresar a un país que conocían, que recordaban, pero del que no tenían mucha idea y por fortuna también encontraron una manera de rehacer su vida alrededor de los campos de algodón al norte de Tamaulipas; entonces, es una relación entre el presente y el pasado de nuestras dos grandes tragedias que atravesamos hoy: la guerra contra las mujeres y la guerra contra los migrantes”.

Finalmente, consideró que en la actualidad estamos en una crisis tan grande que es urgente y fundamental hacer una revisión sobre nuestra posición en el mundo.

“Vivimos tiempos inéditos y graves, no solo tenemos sobre nosotros la pandemia, sino una serie de movilizaciones muy importantes: en Estados Unidos, el Black Lives Matter; en México, las luchas feministas, es decir, estamos encerrados, pero también estamos en las calles, estamos en un momento de una crisis que puede tener consecuencias en la escritura y en la producción artística en general; creo que si esto no nos hace revisar radicalmente nuestra posición en el mundo, yo no sé que lo hará”.