Diversos estudios científicos apuntan a que la respuesta inflamatoria que provoca el virus SARS-CoV-2 favorece a la aparición de trombosis venosa o arterial, así como de lesión miocárdica, miocarditis y arritmia.
Un artículo en “Journal of the American College of Cardiology” señala que las personas infectadas por el coronavirus COVID-19 tienen un mayor riesgo de padecer una enfermedad tromboembólica venosa.
Se sabe que las personas que pasan mucho tiempo en la cama por enfermedades crónicas tienen un mayor riesgo de padecer una trombosis venosa o una embolia pulmonar asintomática, de modo que los resultados de este estudio coinciden con las consecuencias que se observan en otras enfermedades, al pasar mucho tiempo inmovilizado.
Sin embargo, un estudio del hospital Gregorio Marañón pone sobre la mesa la posibilidad de que las trombosis que se dan en pacientes con COVID-19 no sean fruto de un trombo en la pierna que se rompe y viaja hasta el pulmón, sino que se genera directamente en este órgano.
La trombosis es la formación de un coágulo de sangre, denominado trombo, en un vaso sanguíneo. Este vaso puede ser cualquier vena o arteria.
El coágulo puede ralentizar o bloquear el torrente sanguíneo normal e incluso desprenderse y trasladarse hacia un órgano. Un coágulo que viaja a través de la circulación se denomina embolia.
La trombosis es una afección a menudo evitable y es la patología subyacente de un infarto de miocardio, ACV tromboembólico y tromboembolia venosa (TEV), las tres principales enfermedades cardiovasculares causantes de muerte.
-Trombosis venosa: Lleva este nombre porque se forma en las venas, casi siempre en las profundas o a nivel de las piernas. Suele viajar por el sistema sanguíneo y alojarse en los pulmones, generando al final una embolia pulmonar.
-Trombosis arterial: A diferencia de la anterior, esta se forma a nivel de las arterias y es la principal causante de los paros cardiacos fulminantes.
Los coágulos de sangre de la trombosis venosa profunda se pueden producir como consecuencia de cualquier cosa que impida que la sangre circule o se coagule normalmente, como una lesión en una vena, una cirugía, ciertos medicamentos y la limitación del movimiento.
– Heredar un trastorno de coagulación de la sangre
– Reposo prolongado
– Lesiones en las venas
– Cirugías
– Embarazo
– Uso de píldoras anticonceptivas o terapia de reemplazo hormonal
– Sobrepeso u obesidad
– Fumar
– Ciertos tipos de cáncer que aumentan las sustancias en la sangre que provocan la coagulación
– Insuficiencia cardiaca
– Enfermedad intestinal inflamatoria
– Antecedentes personales o familiares de trombosis venosa profunda o embolia pulmonar
– Tener más de 60 años aumenta el riesgo de sufrir trombosis venosa profunda, aunque puede producirse a cualquier edad
– Permanecer sentado durante periodos prolongados
– Mantenerse activo
– Llevar un estilo de vida saludable
– De vez en cuando levantar las piernas 15 cm por arriba del corazón
– Cambiar de posición a menudo, sobre todo en viajes largos
– No mantenerse de pie ni sentado por varias horas seguidas
– Evitar el consumo de sal y tabaco
Las personas con COVID-19 tienen mayor riesgo de tener trombosis venosas y arteriales, así como coágulos en la circulación del pulmón.
El COVID-19 daña severamente las paredes internas de los vasos sanguíneos, lo que ocasiona una reacción inflamatoria severa que hace que se formen coágulos en los vasos sanguíneos, así como en diferentes partes del cuerpo.
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