Respeto a los muertos, actitud que trasciende de lo religioso a lo legal

De acuerdo con información proporcionada por la Fiscalía General del estado de Querétaro, en la entidad, durante el presente año, se iniciaron tres carpetas de investigación por delitos contra el respeto a los muertos y las normas de inhumación y exhumación

Desde el punto de vista del derecho y de la Iglesia Católica, los cuerpos de los muertos deben ser tratados con respeto; sin embargo, a pesar de tales consideraciones, hay personas que rompen dicha regla para cometer delitos contra el respeto a los muertos y contra las normas de inhumación y exhumación.

De acuerdo con información proporcionada por la Fiscalía General del estado de Querétaro, en la entidad, durante el presente año, se iniciaron tres carpetas de investigación por los ilícitos mencionados. Incluso, el Tribunal Superior de Justicia del estado de Querétaro, en el mismo año, judicializó un caso relacionado con estos delitos.

“Es una responsabilidad del estado el cuidado, la salvaguarda, de alguna manera, de las personas que han perdido la vida porque, desde la perspectiva legal, realmente el cuerpo del fallecido no es de nadie, o sea, el cuerpo, en realidad, la familia lo sepulta y es parte del rito religioso en distintas culturas, pero en la actualidad, además de esta cuestión religiosa, sepultar a una persona tiene que ver con una cuestión de salud pública. (…) Este tipo de delitos inician desde que una persona pierde la vida porque, desde el segundo siguiente, se pueden estar cometiendo delitos en ese sentido”, explicó el director de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Ricardo Ugalde Ramírez.

De la religión al aspecto legal

El Antiguo Testamento -en el libro de Tobías, capítulo 1, versículos 17 y 18- hace referencia al entierro de los muertos como un acto de misericordia: “Cuando veía que los cadáveres de mis compatriotas eran lanzados por encima de las murallas de Nínive, yo los enterraba. También enterré a los que mandó matar Senaquerib. (…) Escondía sus cuerpos para sepultarlos, de tal modo que, aunque Senaquerib los buscara, no los hallaba”.

La “Ley general de salud”, en su artículo 346, establece: “Los cadáveres no pueden ser objeto de propiedad y siempre serán tratados con respeto, dignidad y consideración”. El “Código penal federal”, por su parte, en el artículo 281, estipula penas de uno a cinco años de prisión para quien viole un túmulo, sepulcro, sepultura o féretro; incluso, para quien profane un cadáver o restos humanos con actos de vilipendio, mutilación, brutalidad o necrofilia.

En la entidad, el “Código penal para el estado de Querétaro” contempla, en el artículo 240, de tres meses a tres años de prisión a quien ilegítimamente destruya, mutile, oculte, traslade, incinere, sepulte, exhume o haga uso de un cadáver o restos humanos; o bien, sustraiga o esparza las cenizas de un cadáver o restos humanos o cometa actos de vilipendio sobre los mismos, o viole o vilipendie el lugar donde estos se encuentren.

“Al que profane un cadáver con actos de necrofilia, se le impondrá prisión de uno a tres años y de 30 a 150 días multa”, establece el artículo 241 del referido ordenamiento, que dedica un capítulo específicamente a los delitos sobre el respeto a los muertos y las normas de inhumación y exhumación.

Cometer actos contra un cadáver… ¿por qué?

La psicología profunda, mencionó Carla Gertrudis Ulloa de la Fuente, de la Coordinación de Tutorías de la Facultad de Derecho de la UAQ, ofrece información a propósito de que “cada acto va a tener un simbolismo”; por lo tanto, dijo, cada actividad que realice una persona tendrá un significante, como es el caso, por ejemplo, de las personas que exhuman y mutilan un cuerpo sin vida.

“Es muy difícil que yo te pueda decir ahorita qué le significa a ese sujeto cortar en pedazos un cadáver, porque necesitaría saber sobre la historia de vida de ese sujeto, pero lo que podríamos, más o menos, inferir, o por lo que la literatura nos ha dicho, esos actos violentos de fragmentación es mucho una forma en que el sujeto se mira justamente fragmentado.

“Por otro lado, podríamos tener también el campo de una violencia explícita, en donde lo que se está manifestando a través de destazar un cuerpo, podría decirse que es odio, que hay mucho odio respecto a ese objeto que está mutilando, ¿dónde construyó ese odio? Pues seguramente en sus etapas de desarrollo, pero pues tendríamos que saber la historia del sujeto para poder, más o menos, identificar a qué se debe su conducta”, expuso.

En el caso de los vilipendios -entendidos como el acto de denigrar un cadáver o el lugar donde este se encuentra-, Ulloa de la Fuente señaló que sucede lo mismo que en el caso anterior.

“Volvemos a la idea de qué me significa ese lugar sagrado, qué me significa… ¿nada? Entonces voy a venir a decirles que lo sagrado no existe, o que yo puedo hacer lo que se me dé la gana con lo sagrado. Entonces, ahí está justamente ese acto de destruir toda esa parte simbólica para, quizá, demostrar que a mí lo sagrado, la ley, no me importa, que el orden social no me importa, que puedo violentarlo como se me dé la gana”, puntualizó.

Educación para morir

Sobre el respeto a los muertos, el presidente del Colegio Estatal de Psicólogos de Querétaro (Coepsique), Juan Carlos García Ramos, indicó que no solo es importante tener una sana salud mental, sino que también es necesario contar con una educación para morir.

“También pensar en que tengamos una educación para el morir, que tiene que ver con esta percepción que tenemos sobre la muerte, sobre la vida nuestra, sobre el respeto a la persona viva, respeto a cadáveres, respeto al recuerdo de las personas que estuvieron con nosotros y que esta forma de educarnos en el escenario del morir, tenga que ver con lo que ahora está ocurriendo socialmente por la pandemia, la delincuencia, el crimen organizado, que muchas veces nos confronta y nos lleva a afrontar de manera poco más asertiva esta situación de lo que es el morir o de la muerte”, dijo.

Enfatizó que la muerte y el placer deben ser vividos con libertad y respeto.