Debido a las restricciones fronterizas impuestas por los países a raíz de la pandemia de COVID-19, las nuevas solicitudes de asilo por parte de migrantes han caído un tercio durante 2020: ACNUR
Aunque antes del embate del coronavirus SARS-CoV-2 tanto el hambre como el desplazamiento forzado ya se encontraban en niveles sin precedentes a nivel mundial, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió que el impacto económico y social de la pandemia de COVID-19 ha sido devastador para las comunidades de migrantes y refugiados en todo el mundo.
Mientras el organismo multilateral se prepara para conmemorar el Día Internacional del Migrante el próximo 18 de diciembre, fecha proclamada por su Asamblea General en 2000; el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) alertó que la aparición de dicha enfermedad ha representado un factor clave para que la cantidad de personas desplazadas supere los 80 millones en el planeta.
Según los datos de dicha agencia, de los 80 millones de desplazados registrados hasta mediados de este año, más de 50 millones de personas se encuentran desplazadas dentro de las fronteras de sus propios países.
De acuerdo con un informe conjunto de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el surgimiento de este padecimiento ha agravado la situación de la inseguridad alimentaria; además, ha incrementado la vulnerabilidad de los migrantes y sus familias que dependen del envío de remesas.
“El impacto económico de la pandemia es más devastador que la enfermedad en sí. Muchas personas en países con ingresos bajos y medios, que meses atrás estaban en situación de pobreza, pero podían de todas maneras arreglárselas, ahora se encuentran con que sus medios de sustento están totalmente destruidos. Las remesas que los trabajadores que se encuentran en el exterior enviaban a los familiares en sus lugares de origen también se han agotado, provocando muchas adversidades. A raíz de todo esto, las tasas de hambre se han disparado en todo el mundo”, puntualizó el director ejecutivo del PMA, David Beasley.
Pandemia golpea la movilidad humana
Según el informe conjunto de la OIM y el PMA, el impacto de la pandemia de COVID-19 en la movilidad humana no tiene precedentes, ya que las restricciones impuestas por más de 220 países, territorios y zonas han limitado tanto las oportunidades laborales de los migrantes como sus formas de obtener ingresos; lo cual ha golpeado sus posibilidades de conseguir alimentos y satisfacer otras necesidades básicas.
“El impacto que la crisis de COVID-19 ha tenido sobre la salud y la movilidad humana representa una amenaza a los compromisos asumidos a nivel mundial, incluyendo entre tales el Pacto Mundial para la Migración Ordenada, Segura y Regular, además de obstaculizar los continuos esfuerzos tendientes a brindar apoyo a quienes necesitan asistencia. Es nuestra responsabilidad colectiva salvaguardar los derechos de las personas en movimiento y asegurar que no sigan sufriendo más daños”, enfatizó el director general de la OIM, António Vitorino.
Por su parte, Filippo Grandi, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, detalló que –durante 2020– las nuevas solicitudes de asilo se han desplomado 30 por ciento en comparación con el año pasado; debido a que 168 países cerraron total o parcialmente sus fronteras, de los cuales 90 naciones no hicieron excepciones para personas solicitantes de asilo.