Para administrar de manera adecuada el dinero es importante conocer los gastos que se tienen, ya sean chicos, grandes, fijos o eventuales, ya que solo después de tener una conciencia clara del destino que se le da a los ingresos se pueden establecer prioridades y metas financieras.
A través de una transmisión en vivo, Sofía Macías, autora del libro “Pequeño cerdo capitalista”, explicó: “La clave (para unas finanzas sanas) es pasar de la adolescencia financiera a ser un adulto con tu dinero, lo que significa saber cuánto cuesta el gas, cómo tendrás que administrarte ahora que tu casero subió la renta y detectar cuándo alguno de los productos que más utilizas ya cuesta más, es decir, dejar de preocuparte y comenzar a ocuparte de las cosas”.
En este sentido, la autora explicó que generalmente la adultez está asociada con el agobio de las responsabilidades, sin embargo, no todo es así: “por ello es importante sentar bases y entender que ser adulto no es solo una responsabilidad aburrida, es tener claridad respecto a las prioridades y qué es lo que se quiere lograr con el dinero, así como la protección con uno mismo, ya que llegar a la edad adulta también es entender que un buen manejo de las finanzas personales es parte del cuidado a uno mismo”.
Sofía Macías explicó que tener claras las partes conceptuales financieras facilita la implementación de la práctica, que consiste en metas ahorro, la creación de un fondo de emergencias, así como la protección y la previsión después del retiro laboral, un tema que en ocasiones pasa desapercibido al considerar que la vejez es un tema muy lejano.
“Si tú empiezas un ahorro para imprevistos, te vas a sentir más tranquilo; si me aviento una deuda con un crédito hipotecario, si me quedo sin trabajo, sé que tengo tres meses de ingresos y en esos tres meses puedo buscar otro trabajo, entonces, no voy a dejar de pagar ese crédito; además, puedo tomar el seguro de desempleo y entre eso y otro, hay equilibrio”, agregó.
– Eliminar los gastos “hormiga”, es decir, aquellos pequeños gastos diarios que se suelen hacer casi sin darse cuenta, como golosinas, traslados innecesarios, bocadillos y pequeñas compras.
– Evitar endeudarse: siempre que se pueda hay que trata de ahorrar y solo después de tener el dinero hacer el gasto. Si se adquiere una deuda, esta nunca debería superar el 10 por ciento del ingreso para evitar futuras complicaciones financieras; si se supera ese porcentaje, quiere decir que se está gastando de más.
– Establecer metas y ahorrar con constancia para cumplir con las metas establecidas; ayuda mucho hacer un cálculo de cuánto se debería ahorrar y por cuánto tiempo para llegar al propósito que se ha planteado.
– Invertir: apenas se pueda generar un monto de dinero ahorrado, es aconsejable comenzar a invertirlo, hay que recordar que hasta las cantidades pequeñas generan intereses bancarios.
– Volver a invertir incluyendo la ganancia lograda: ver que aumenta la reserva de dinero es algo alentador, así que cuando ya se tiene una cifra más grande, se aconseja comenzar a informarse sobre el mercado de valores y la posibilidad de comprar acciones.
– Reducir los gastos, disminuir la cantidad de veces que se pide comida, cambiar a planes de suscripción más económicos, comprar muebles de segunda mano y reducir el consumo de electricidad y agua en el hogar ayuda a la economía y al medio ambiente.
– Vender lo que no se usa, ropa, zapatos, objetos para practicar deportes, libros, herramientas o artefactos eléctricos.
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