En el marco del Día Internacional de la Paz, que se conmemora este 21 de septiembre, especialistas opinan que el concepto de la paz debe contemplar una visión más integral y global, en la que incluso se puedan integrar los rubros de salud, ecología y economía
En el marco del Día Internacional de la Paz, declarado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1981, que se conmemora este 21 de septiembre, el especialista en derecho internacional José Carlos Rojano Esquivel sugirió que hoy en día, de cara a la pandemia por COVID-19, este es un concepto que tiene que ser redefinido, llevando a que la paz se entienda como algo más que la ausencia de la guerra, la necesidad del desarme de las grandes potencias, la elusión de conflictos armados o el uso de la fuerza armada, y que se contemple una visión más integral y global, que incluya los rubros de salud, ecología y economía, por mencionar algunos.
“La paz en nuestros días debe tener otro alcance, otro contexto, de tal manera que debe ser una visión más integral y sobre todo en esta época de pandemia donde lamentablemente hemos visto que no cumple con este propósito, al contrario, vemos cómo hay conflictos internacionales, nacionales; incluso cómo esto incide en otros rubros, en este caso en el de la salud, porque no es posible que tengamos países que no han alcanzado ni una sola dosis de la vacuna contra COVID-19, en tanto que en otros países otras personas que tienen acceso, por creencias o teorías ‘conspiranoicas’ no se vacunan y eso genera desequilibrio”.
En ese sentido, el especialista declaró que no se puede hablar de paz cuando los mismos seres humanos están deteriorando el planeta, con alteraciones del clima y los hábitats, de manera que también es importante “hacer una reconciliación” de corte ecológico, sin olvidarse de la economía, rubros que, aseveró, “están completamente dispersos”, con brechas cada vez más largas y notorias.
“De ahí que, si hablamos de paz, tenemos que ser más solidarios, replantear este concepto, como se ha dicho. También hablamos de una paz en un contexto cultural: estamos viendo el odio creciente, la discriminación, la marginación, este combate feroz a los migrantes y todo esto implica un replanteamiento del concepto de la paz, que en lo personal, insisto, debe tener un fundamento ético, jurídico, del derecho internacional en particular, porque las cosas no están funcionando”.
Rojano Esquivel agregó que un primer paso para lograr la redefinición del concepto podría ser que las naciones y los Estados cedieran un poco más de su soberanía a organismos como la ONU para que puedan actuar con característica de supranacionalidad para “poner nuevas reglas de juego”.
“El problema es que todo mundo apuesta al ganar-ganar y las grandes potencias sobre todo no ceden espacio, entonces, deben ceder un poco más de su soberanía para que estas entidades actúen con base en lo que marcan los artículos de la ONU, los artículos primero y segundo, de los principios y los propósitos. Si a esto le agregamos el enorme movimiento que estamos palpando en todo el mundo del populismo, de centro- izquierda y derecha, y nacionalismos extremos, pues, esto no nos favorece… Y la paz no es una utopía, es una necesidad”.
Cultura de paz
Flor Alicia Rodríguez Vázquez, titular de la Coordinación de Gestión Educativa para una Cultura de Paz, de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), subrayó que dada la situación que se vive con la pandemia de COVID-19 y la “nueva realidad” el tema de la paz se ha convertido en la adopción de nuevas herramientas y el desarrollo de habilidades que permitan mantener el control de las emociones para no estallar de manera violenta.
“La cultura de la paz es la manera en que vamos adquiriendo una serie de valores, actitudes, de comportamientos que rechazan la violencia y que van enfocados a prevenir los conflictos, siempre dándole prioridad a atender las causas de estos en lugar de ir magnificando la consecuencia y darle prioridad al diálogo y a la negociación a todos los niveles: personal, de grupos, naciones y así sucesivamente. Este mismo concepto lo podemos ver como una gran sombrilla que abarca a muchas otras áreas, como a la ética, el civismo, los derechos humanos, la justicia social, la equidad de género, entre otras”.
A pesar de los diferentes escenarios que se viven actualmente, por ejemplo, con las migraciones y conflictos bélicos en el Oriente, “siempre se tiene que hablar de paz”, aunque se esté viviendo una situación de violencia, y privilegiar el diálogo.
En ese sentido, puntualizó que la paz no es un concepto estático, sino una habilidad perfectible que se trabaja día con día para lograr la resolución de situaciones cotidianas de una manera donde la violencia quede descartada.
Desde lo cultural
Juana Ochoa Rocha, encargada del área académica en la Coordinación de Gestión Educativa para una Cultura de Paz, de la UAQ, explicó que a la paz se le debe entender dentro de un contexto cultural, por ejemplo, en México, donde la sociedad vive inmersa en el narcotráfico, la violencia, la corrupción y otros fenómenos sociales; no obstante, se puede transitar hacia un camino de paz, ahora, en un escenario de socialización digital que ha cambiado el fenómeno comunicativo, con la llegada de la pandemia por COVID-19.
“La comunicación es un elemento base para la transformación y ahora con la pandemia hemos visto que esta se ha modificado, pero que al visibilizar la violencia nos ayuda a contrarrestarla y poder cambiar esta situación a la inversa, pero también es importante que se hagan visibles estas acciones, como, por ejemplo, la empatía, que es algo que no llama tanto la atención, pero que sí abona directamente a la cultura de paz”.
Desnaturalización de la violencia
Clara Haydee Hernández Martínez, responsable del área de Vinculación Estratégica dentro de la Coordinación de Gestión Educativa para una Cultura de Paz, de la UAQ, dijo que el reto más importante en el tema es desnaturalizar la violencia que se ha construido históricamente para lograr una convivencia conciliatoria que permita vivir en armonía e integridad.
“Las condiciones y dinámicas violentas en las que vivimos no son normales y alejan en todo momento las condiciones integrales del ser humano, entonces, de manera individual podemos reflexionar lo que acontece en el mundo y también de manera colectiva construir una forma distinta, o formas distintas, de estar en el mundo, que sean más amigables con todas las vidas desde la conciliación y toma de decisiones con una mirada contraria a la violencia”.