Por la Dra. Sofía Pérez Pavón Vela
Creadora del método y’u® y autora del libro KidPilates®
¿Alguna vez te has puesto a pensar en que el comportamiento que has tenido cada segundo de tu vida según las acciones, experiencias, creencias y percepción se almacena en tu cerebro, dependiendo de la prioridad que tenga, para que tú sobrevivas?, lo vas a almacenar y colocar de tal manera que cuanto más satisfactorio sea para ti, más te va a pedir que lo repitas.
Lo más interesante es que si no le haces caso en repetirlo y a tu sistema nervioso (incluyendo a tu cerebro) le parece atractivo y funcional, va a comenzar a hacer patrones de movimiento y comportamiento para que lo realices, aunque no te des cuenta; pasa a ser inconsciente en muchos casos: como cada vez que manejas, te sientas, te paras, te acuestas: son movimientos en automático, pero si es un manjar de comida, sí o sí te lo pide.
¿Qué toma como prioridad tu cerebro para que esto suceda? Poder sobrevivir. Y dependiendo de qué tan importante sea ese nivel de supervivencia, va a almacenar esos comportamientos de tantas maneras diferentes que es indescriptible y se puede decir que entre el tejido conectivo (fascia) sabemos ahora que es un gran comunicador e informador, y que el cerebro es una maravillosa agenda y organizadora; ambos van a tomar siempre como prioridad que tú estés lo más funcional posible.
Tu cuerpo (mente, cuerpo y emociones) es uno solo, jamás ha estado separado y lo increíble es que eres único y exclusivo, no existe nada parecido a ti, ni siquiera en un milímetro. Y lo lindo de todo esto es que puedes sacar un gran provecho sobre esta información.
Sin embargo, hay ciertas experiencias humanas que satisfacen a la gran mayoría (en la estadística he encontrado siempre excepciones): la experiencia del rebote es sumamente atractivo, funcional, además de generar, si lo haces, tengas muchas mayores oportunidades de sobrevivir, lo que hace que a toda tu corporalidad (recuerda que esta está completamente unida a tu sistema nervioso, que, incluye tu cerebro) te diga: “¡repite, repite!”. Y si no lo haces, va a tratar de automatizarlo.
¿Por qué es atractivo? Porque puedes huir y porque desde tu primera existencia, desde la panza de tu mamá, rebotabas; cuando un bebé está feliz, rebota, cuando tú te llenas de felicidad: levantas los brazos y brincas (es un rebote).
1) En donde te sientes, ten una pelotita suave pero que sea lo suficientemente elástica y colócala debajo de tu calcáneo (talón).
2) Pon la música que más te prenda o cántala.
3) Ahora todo tú baila sin separarte de la silla y muévete intuitivamente como lo hace un bebé al que le ofrecen lo que más le gusta de comer o un juguete que le llama la atención (probablemente estés rebotando y rebotando).
Notarás una gran sonrisa, alegría y felicidad. No es un ejercicio, es una forma de vida; la pelota te recordará todas esas experiencias que la vida te ha dado y causará el mismo efecto.
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