El 18 de diciembre se conmemorará el Día Internacional del Migrante, proclamado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ante el incremento de los flujos migratorios en el mundo, que desde el siglo 16 se suscitaban en la búsqueda de una mejor calidad de vida a través de trabajos bien remunerados.
Los motivos que impulsan al migrante a salir de su país natal pueden ser los mismos: un fenómeno natural que devastó su hogar, la poca o nula oferta laboral, la inestabilidad política y social en el lugar de origen… Pero el frío, el hambre y el cansancio no se viven ni se resisten de la misma manera.
Un migrante hondureño, quien prefirió permanecer en el anonimato para no entorpecer el trámite de regularización que solicitó a las autoridades correspondientes para poder quedarse legalmente en el país e iniciar a lo que él llamó “una buena y nueva vida”, narró su experiencia.
“Es toda una experiencia ser un migrante, porque al salir de nuestro país de origen, dejamos de ser ciudadanos, con nombre y apellido; creo que ha sido una de las etapas más difíciles en mi vida, son muchas las anécdotas que vamos acumulando con el paso de los días y los kilómetros recorridos, que de tantos hasta se pierde la cuenta, mismos que hacemos a pie o encima de los vagones del tren, pero yo creo que lo que nos mantiene de pie son esas ganas de tener una mejor vida en todos los aspectos”.
El hondureño recordó los gritos, los empujones, las vallas de elementos de la Guardia Nacional, el personal del Instituto Nacional de Migración (INM) cuestionándolo, las ampollas en las plantas de los pies y las caídas del tren al tratar de alimentarse, descansar y al día siguiente retomar el camino.
Dijo que esto es, en resumen, la vida de una persona que tomó la decisión de dejar cualquier elemento de identidad, como familia, amistades o recuerdos, a cambio de un sueño.
“Los que caminamos en estas caravanas sabemos que nuestros sueños no se pueden cumplir en donde nacimos, para alcanzarlos hay que sacrificar; entonces, con los que caminamos codo a codo se convierten en nuestra familia y nos acompañamos mutuamente en las buenas y en las malas, porque también tenemos días buenos, como cuando alguien nos da comida después de cuatro días sin tener alimento en la panza, o como cuando nos regalan cobijas en sitios que son muy fríos; yo creo que por eso amamos México y ahora queremos formar parte de él y nunca buscamos los golpes, simplemente queremos vivir bien”.
Para el especialista en derecho internacional, José Carlos Rojano Esquivel, hoy en día las migraciones pueden ser utilizadas incluso políticamente.
“Lamentablemente el migrante se está convirtiendo en un arma del discurso político y, entonces, el tema migratorio está siendo altamente manipulado por los gobiernos para sacar ventajas de sus proyectos y planes de gobierno; es por eso que encontramos el fenómeno migratorio europeo de manera distinta al que se observa acá en el continente americano y esta posición que yo veo es la que a mí más me apura”.
Ante la presencia de caravanas migrantes que se han observado en mayor cantidad desde el inicio de la pandemia por Covid-19, principalmente en la frontera sur del país, donde se congregan miles de personas originarias de Haití, Honduras, El Salvador y Guatemala, entre otros países, el especialista explicó que México no está obligado a regularizar su estancia, no obstante, la ayuda humanitaria, el trato digno y la garantía a la protección de sus derechos es algo por lo que sí tiene que responder el país; y la conmemoración de este día lo recuerda.
“La ayuda humanitaria debe ser firme, hay que dar la asistencia, atender a estas personas en sus necesidades básicas, pero ya no es tiempo de paliativos, hay que buscar una medicina efectiva, por ejemplo, irnos al lugar de origen para ayudar a esos países y disminuir el flujo migratorio; o bien, crear condiciones de orden laboral para que esta gente en ciertos sectores donde tenemos carencia de mano de obra pudieran ocupar espacios, pero no hay que perder de vista que también tenemos un país con un alto número de desempleados, de manera que esta es una labor que no se va a resolver en un par de años, esto es algo a mediano plazo, por supuesto”.
En ese sentido, recordó que México cuenta con tratados internacionales en materia de trabajadores migratorios y refirió el convenio sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migrantes y de sus familias, así como el concepto de trabajador migratorio establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT); de tal forma que los estados tienen que asumir una revisión a la normatividad nacional para que determinen a cuántas personas pueden recibir.
De acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), hasta el 30 de noviembre de 2021, un total de 123 mil 187 personas de países como Haití, Honduras, Cuba, Chile, El Salvador, Venezuela, Guatemala, Brasil, Nicaragua, Colombia, entre otros, solicitó refugio en México.
Así mismo, la Comar reporta que, del 2013 al 30 de noviembre de 2021, ha reconocido como refugiados a 68 mil 479 extranjeros, de los cuales el país con más connacionales refugiados es Honduras, con 29 mil 735 personas; le sigue Venezuela, con 17 mil 545; después, El Salvador, con 10 mil 713; luego, Cuba, con 3 mil 648; Guatemala, con 2 mil 594, Haití, con mil 695; Nicaragua, mil 346, y otros países, con mil 203.
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