La conmemoración, este 22 del marzo, del Día Mundial del Agua permite a los especialistas generar conciencia social sobre las dificultades que existen para el suministro de agua potable y los retos que tienen compartidos con los gobiernos para resarcir las problemáticas que aquejan a las ciudades.
Querétaro no es la excepción, pues los investigadores han identificado, por lo menos, seis inquietudes.
El investigador de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) Omar Chávez Alegría indicó que entre los años 2004 y 2005 trabajó en la investigación para el anteproyecto del Acueducto 2, aguas abajo de la presa Zimapán; y en las visitas técnicas dio cuenta de las situaciones que debían considerar para acceder al agua potable, entre ellas, el costo económico para distribuirla en la zona conurbada de la ciudad desde un lugar “tan lejano”.
“El embalse está en una presa que se denomina presa Infiernillo, en el municipio de Cadereyta, aguas abajo de lo que es la presa Zimapán; ahí encontramos agua muy cristalina y veíamos cuál era la transición para traer el agua de allá, por ejemplo, y subir un cerro de casi 800 metros. Entonces, la cantidad de energía que se requiere para mover esa cantidad de agua a esa distancia es bastante”.
Terminó el proyecto y comenzó a evolucionar; como resultado, se concluyó que el 50 por ciento del agua potable distribuida en la Zona Metropolitana debía provenir de depósitos subterráneos, o sea, pozos, y el otro 50 por ciento debía extraerse del embalse. La propuesta solo resolvería el problema durante 10 años, debido al crecimiento poblacional.
“Lo que me molesta mucho, dado que desde aquellos años me dedico al tema de conservación y ecología, fue llegar a ver que después de tanta energía y cuidados para el tratamiento del agua, las personas riegan los vehículos como si fueran árboles, como esperando a que les salgan flores; ver a personas regando banquetas con el chorro de agua. Como sociedad no tenemos una consciencia plena de dónde viene esa agua y, por tanto, la desperdiciamos”.
El especialista refirió la denominada subsidencia regional y explicó que cuando se extrae el agua de depósitos profundos, se generan huecos en la tierra, el suelo se hunde y se tienen afectaciones, como ha ocurrido, por ejemplo, en colonias del municipio de Querétaro, tales como La Sierrita, Jurica, Ensueño, Huertas la Joya, Jardines de la Hacienda, entre otras.
La situación, agregó, se agrava porque se estima que el 20 por ciento del agua potable que se distribuye en la entidad se extrae del Acueducto 2 y el 80 por ciento proviene de pozos, de acuerdo con información obtenida desde hace tres años, ya que actualmente no han tenido acceso a datos actualizados.
“Si nos regresamos a los años 70, 80 o 90, estábamos extrayendo a cinco, 10 o 15 metros de profundidad, pero en este momento los pozos se están perforando a más de 200 metros”.
Chávez Alegría agregó que una de las mayores preocupaciones, por los problemas de salud que genera, es la contaminación del agua por falta de procesos de tratamiento.
Detalló que en México el metal pesado más común que se encuentra en el agua es el arsénico, pero también pueden encontrarse plomo y mercurio, incluso en lugares donde la gente consume peces.
“Hay una posible conexión acuífera de gran calado, pero tendríamos complicaciones de extraerla porque sería a mil metros, cosa que no está muy alejada de la realidad, pero la cuestión es que a esas profundidades estamos encontrando metales muy pesados que son difíciles de tratar para mandar al sistema de agua potable y sea de consumo humano”, dijo.
Este 26 de enero, el investigador sostuvo una reunión con el vocal ejecutivo de la Comisión Estatal de Aguas (CEA), Luis Alberto Vega Ricoy, a quien le propuso hacer de nuevo un estudio para medir la cantidad de agua perdida por tuberías dañadas.
“Se hizo un estudio entre 2013 y 2014, en el cual se evaluó la cantidad de agua desperdiciada por goteras, grifos mal sellados, tuberías rotas y más. Se llegó a la conclusión de que era equivalente a tener una presa similar a la de Santa Catarina en Nuevo León cada semana, o sea, se perdía en fugas entre el 30 y 60 por ciento del agua en algunas colonias”.
El académico de la UAQ subrayó que que hay muchos pozos clandestinos no documentados, ya que las personas pueden hacer una perforación atrás de un árbol o una construcción sin que nadie se dé cuenta, por lo que es complejo saber cuántos pozos hay en la entidad.
“En su momento la Comisión Nacional del Agua (Conagua) también nos decía que estaban tratando de regularizar todo ese tipo de situaciones, no sé si ya lo hayan logrado, pero yo veía un panorama bastante complicado”, manifestó.
Pablo Talamantes Contreras, secretario técnico del Colegio de Ingenieros Civiles de Querétaro, identificó que el reto más grande, en el que incluso los gobiernos pudieran coadyuvar, es concientizar a la población sobre la importancia de cuidar el agua.
“Cuando se construyó el Acueducto 2, decíamos que teníamos agua para los próximos 30 años y a los 10 se acabó, porque no hay consciencia de cuidarla. Se dice que para antes del 2050 sufriremos de estrés hídrico, o sea, no vamos a tener agua en dos terceras partes de las 24 horas que tiene el día; entonces, es momento de que la sociedad ayude ante esta situación”.
En septiembre de 2021, el entonces gobernador electo Mauricio Kuri se refirió a la construcción de un nuevo sistema de abastecimiento de agua, el Acueducto 3, para evitar cortes del vital líquido por desfogues en la presa Zimapán y para garantizar su disponibilidad ante el crecimiento demográfico.
“La idea no es sacar de los mantos freáticos, la idea es traerlos de unas presas que están en el Estado de México y en Hidalgo, para poder seguir trayendo el agua que, sin lugar a dudas, si no tenemos agua, no tenemos crecimiento y no hay vida”.
El 16 de marzo, el gobernador señaló que el Acueducto 3 atravesaría los municipios de Cadereyta de Montes, Ezequiel Montes, Colón, Pedro Escobedo, El Marqués, Querétaro y Corregidora, y explicó que el financiamiento para su ejecución puede provenir de dos vías: a través de recursos a fondo perdido aportados por el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), o por medio de capital privado.
“Tenemos primero ver el proyecto ejecutivo en calma para ver exactamente las cantidades. El presidente de la República habló que Banobras nos podría ayudar y tendríamos que ver de dónde podría ser el financiamiento. (…) Una parte puede ser Banobras, a fondo perdido, y otra parte puede ser con recursos privados. (…) Me estoy adelantando, yo estoy pensando eso (participación privada), porque así se manejó el Acueducto 2, pero ni se adelanten en eso ni especulemos, veremos la parte de Banobras, a ver si puede ser también con recursos propios del estado, pero primero, el estudio ejecutivo”, enfatizó.
Según información proporcionada por el área de comunicación social de la CEA, analizan con Conagua dos puntos posibles de extracción: “Uno es aguas arriba, que es antes de que llegue a la presa Tzibantzá; si la parte técnica define que no es viable, tomaríamos aguas abajo, que es donde se convierte al Río Moctezuma”.
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