Subir al podio en Le Mans es una sensación muy especial, es el momento de relajación, de lo ‘logramos’… por fin se logró. Es cuando se ve el esfuerzo tan grande que hicimos y a disfrutar; no se piensa en nada, estás como en ese trance de disfrutar el momento”, señala un emocionado Roberto González en entrevista exclusiva para “Códigoqro”.
El domingo, Roberto, junto a sus compañeros del equipo Jota, António Félix Da Costa y Will Stevens, ganó las 24 Horas de Le Mans en la clase LMP2, la carrera más importante del automovilismo de resistencia.
“El podio es distinto a otras carreras, el proceso es sumamente largo, desde que termina la carrera y vuelves con tu equipo son como dos horas, sin exagerar”, y es que Le Mans no es cualquier carrera, es una de las que compone la Triple corona del automovilismo, por lo que, tras finalizar la carrera, los pilotos son conducidos al podio, pero antes deben pasar por las entrevistas; una vez que suben, “el podio es muy especial, porque abren la pista al público, es un mar de gente, es impresionante. En la celebración con champaña, no encontraba mi botella, porque estaba distraído buscando a mi familia y al equipo en ese mar”, explica.
Al cuestionarlo sobre cuál lapso de las 24 Horas de Le Mans elegiría y por qué, Roberto no lo duda ni un segundo: “Cuando Will cruzó la meta”, pues al ser una carrera de resistencia, cualquier cosa puede pasar; el año pasado, el líder de la LMP2, que iba ganando, se quedó en la última vuelta, mientras que hace unos años le pasó igual a Toyota.
“Uno no descansa, los nervios no paran hasta que uno ve que el coche cruza la meta. El peor momento fueron los últimos 20 minutos, porque sabía que a todos nos faltaba una última parada, para poner lo mínimo de combustible y dar dos o tres vueltas más, que eran las que nos faltaban, pero ahí te empiezan a entrar las dudas: ‘¿y si el coche no arranca, si hay una falla, una penalización y todo lo que llevas de ventaja se pierde?’; por eso el momento en el que me relajé, fue cuando cruzó la meta”.
González tuvo que esperar seis ediciones de las 24 Horas de Le Mans para disfrutar de la victoria, por lo que la carrera era su sueño por cumplir.
Incluso el año pasado vieron de cerca el triunfo, pero una falla mecánica se lo impidió.
“Mi sueño siempre ha sido ganar Le Mans, gracias a Dios ya se dio; ahora ¿con qué más sueño?… con ganar el campeonato mundial”.
Tras el triunfo en el circuito de la Sarthe, el equipo del mexicano se colocó en la primera posición de la clase LMP2 del Campeonato Mundial de Resistencia (WEC, por sus siglas en inglés), con 77 puntos y dos podios.
“Nos hemos quedado cerca del campeonato, con terceros y segundos puestos generales, pero ahora nos ponemos primeros”, expresó. Al campeonato aún le faltan las 6 Horas de Monza, las 6 Horas de Fuji y las 8 Horas de Bahréin.
El equipo inició desde la tercera posición, pero un choque de los punteros de la clase le dio la primera plaza que ya no soltó hasta el final de la carrera.
“Le Mans es de las más complejas por la peculiaridad de la pista, es muy larga y rápida, con curvas lentas muy técnicas, muy arbolado, con viento cambiante y todo ello va afectando la carrera. Cuando va anocheciendo, no ves nada, vas adivinando por dónde vas por fracciones de segundo; además, es la hora en la que salen los mosquitos y como hay muchos árboles, el parabrisas va lleno de mosquitos, no ves nada con el sol de frente; la peor parte es la recta de Mulsanne a Indianápolis”.
A Roberto le tocaron tres turnos de manejo, de las 20:00 a las 22:30 de la noche; al amanecer, de las 5:30 a las ocho de la mañana; y el otro fue el penúltimo.
“Me tocó esta vez manejar en esos horarios (…) porque yo siendo el piloto más experimentado de los tres y el más viejito, querían que yo manejara en esas situaciones que son un poco más difíciles para cuidar el coche y las circunstancias para no cometer errores, mientras que a Antonio y a Will para que fueran imponiendo las mejores vueltas, ellos son más rápidos que yo, entonces, en este caso ir abriendo ‘gap’ a los demás, sobre todo al segundo lugar”.
“No es un evento de 24 Horas, sino 10 días en los que estamos enfocados en muchas actividades”, explica, y agrega que el buen funcionamiento en el equipo se debe a que ha permanecido con Jota con el mismo equipo de mecánicos, ingenieros y pilotos; solo este año se incorporó Will Stevens, quien ya había sido piloto de Jota.
El piloto regiomontano también destacó la presencia de su familia en el circuito francés: “El poder disfrutar con mis hijos el ir liderando, los nervios que se produce cuando uno va de líder, porque todo puede salir mal, si cometes un pequeño error se te puede acabar ese liderazgo y vivir esos momentos en familia también me alegró muchísimo”.
Por otra parte, con el triunfo, Roberto se unió al mítico Pedro Rodríguez (ganador en 1968) y a su hermano, Ricardo, como los únicos ganadores de la prueba.
“Finalmente, le puedo decir a mi hermano: ‘yo también ya la gané’, porque era una espinita que traía. Yo inicié después que él en el WEC, en 2016, el último de participación de mi hermano. Él también fue campeón de la categoría y me falta eso a mí, pero me llena de mucho orgullo poner el nombre de México en alto y más hacerlo como familia”.
Roberto es el principal impulsor de su equipo, en el que invierte de su propio bolsillo para tener participación en la categoría. “Correr no es redituable, es más por placer de cumplir mi pasión con poder hacerlo sin presiones exteriores, de la manera que uno sabe hacerlo, de poder elegir a mis compañeros y formar el equipo, en todo eso es en lo que me reditúa”.
“Yo no vivo de esto, lo hago porque soy un apasionado del automovilismo”. Anteriormente el regio fue piloto profesional, luego, en 2005, se alejó de las pistas para dedicarse a sus negocios.
“Afortunadamente se dio la oportunidad de regresar. Antes dependía de patrocinadores, de ser la marca, porque en eso te conviertes, en la imagen de la marca y eso agrega presión y trabajo al piloto. Ahora ya estamos del otro lado, disfrutando de lo que más nos gusta, que es manejar”.
Para los pilotos que participan en la prueba, las actividades comienzan cuando se hace la selección de los horarios que cada uno manejará, luego se hace una tabla de minuto a minuto.
“Es muy exacto ese cronograma. Para mí era mi sexta carrera, para Will, la séptima y para Da Costa, la quinta, por lo que nos enfocamos en desconectarnos de lo que estaba sucediendo mientras no estábamos manejando, por la confianza que hay entre los tres y porque conocemos de las capacidades de cada uno, yo me puedo ir tranquilo a descansar desconectándome al 100 por ciento porque confío en la labor de Will y Antonio”.
Después de tener su turno en el auto, los pilotos acuden con el fisioterapeuta y el cocinero para rehidratarse y nutrirse, pues en cada subida al auto se pierden en promedio 2.5 kilos de peso en líquidos.
“La rehidratación y la nutrición deben ser para que esa energía entre al sistema una vez que se requiera. El sistema digestivo depende de lo que le metas, pero se tarda 45 minutos o más en procesar los alimentos y convertirlos en energía, entonces, nos miden muy bien lo que vamos a ingerir para que esta se convierta a la hora que necesitamos y a lo largo del tiempo”, expresa.
Después, el piloto acude a terapia, masajes, a “que nos truenen el cuello”, cuando se está en este proceso, los pilotos aprovechan para dormirse, lo mismo que si les sobró tiempo.
“La adrenalina sigue ahí, por más que te quieras desconectar al 100 y apagar tu computadora de la cabeza sigue, entonces, no puedes realmente dormir. En esta ocasión fue cuando más descansé y logré dormir unas dos horas de las 24 en diferentes ocasiones, no corridas, antes lograba dormir una hora”.
Finalmente antes de que comience su turno, los pilotos deben estar listos al menos 45 minutos antes, tomando un baño con agua helada para que la sangre empiece a circular más rápido, además de que ingieren alimentos nuevamente para nutrir su cuerpo y despertarlo. Se sientan junto a los ingenieros para seguir lo que está pasando con su compañero, además de que están haciendo retroalimentación con ellos sobre la pista, “y ya solo esperas a que se dé la parada para volver a subir al auto”.
Las últimas semanas los pilotos mexicanos han tenido grandes resultados en diferentes series, como el triunfo de Sergio Pérez en la Fórmula 1, el segundo lugar de Patricio O’Ward en la IndyCar y la victoria de Daniel Suárez en la Nascar Cup Series.
“El automovilismo mexicano está viviendo un gran momento. Me dio mucho gusto ganar las 24 Horas, porque siento que ahorita hay mucha fiebre por el automovilismo en México, cosa que me agrada muchísimo, porque es el deporte que amamos, que queremos ver crecer en afición y apoyo de las empresas; porque talento en México, hay, pero no se ha dado el apoyo adecuado a talentos; esperemos que esto abra puertas al futuro del automovilismo mexicano”.
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