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Planean en Amealco banco de semillas

Aseguran que la pérdida de estas variedades de productos agrícolas no es una situación menor, toda vez que, con ellas, también se ha esfumado el conocimiento milenario alcanzado sobre el manejo de su diversidad genética, sus colores, formas y texturas, pero, además, el patrimonio biocultural, culinario y nutricional

El abandono de la agricultura, el escaso resguardo de las semillas y el uso de herbicidas son algunos factores que han generado la pérdida de variedades de maíz, frijol, quelites y papa nativa en el municipio de Amealco, dijo la maestra de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) e integrante del Comité de la Feria del Maíz de Amealco, Karla Nicol Hernández Puente.

De acuerdo con la también estudiante del doctorado en Ciencias Biológicas, la pérdida de dichas variedades de productos agrícolas no es una situación menor, toda vez que, con ellas, también se ha esfumado el conocimiento milenario alcanzado sobre el manejo de las variedades mencionadas, su diversidad genética, sus colores, formas y texturas, pero, además, el patrimonio biocultural, culinario y nutricio.

“Lo que más nos preocupa es que la gente que maneja todavía las semillas, que sabe cómo manejar los cultivos, es gente mayor de 40 años, es decir, no hemos podido documentar jóvenes que estén cultivando todavía, como actividad principal, pues, las milpas; con excepción de jóvenes aquí en Chitejé de Garabato, ellos son chavos punk de esta comunidad indígena y han hecho un movimiento muy fuerte en su comunidad para el rescate de las semillas y de la milpa”, refirió.

Mencionó que, por ejemplo, aunque el llamado maíz de cerro ha sido ubicado en una localidad de Amealco, el denominado temporalillo, de tamaño pequeño y con producción de poco tiempo, se ha perdido en la demarcación, donde el palomero también ha corrido con la misma suerte. Sobre el frijol, señaló que solo dos personas cuentan con cinco variedades. Además, indicó, derivado del uso de herbicidas, se han perdido diferentes variedades de quelites.

“Estamos en un panorama difícil, porque si ya no hay gente o jóvenes, sobre todo, que estén heredando las semillas ancestrales y los conocimientos relacionados con su manejo y conservación, pues qué va a pasar con la agricultura en 20 años, por ejemplo, cuando todos los señores mayores se hayan ido. Es lo que a nosotros nos preocupa”, sostuvo, para luego destacar la necesidad de realizar estrategias de conservación de la agrodiversidad.

Bancos Comunitarios de Semillas

Karla Nicol Hernández explicó que existen dos tipos de conservación: in situ y ex situ. La primera, detalló, consiste en mantener los recursos fitogenéticos en su lugar de origen, donde la gente, con sus mismos conocimientos, los maneje. La segunda, añadió, es conservarlos fuera del lugar donde se guardan tradicionalmente. En esta última, manifestó, es donde entran los bancos de semillas, como el de germoplasma, que se encuentra en la Facultad de Ciencias Naturales (FCN) de la UAQ.

Acotó que, no obstante lo anterior, se tienen que empezar a establecer bancos comunitarios de semillas, ya que, subrayó, lo ideal es que las semillas no se encuentren solo bajo resguardo de las universidades, sino que también estén dentro de las mismas comunidades. En este sentido, puntualizó, ya se trabaja en la creación de un Banco Comunitario de Semillas (BCS) que se prevé que pueda instalarse en la comunidad de San Miguel Tlaxcaltepec, en el municipio de Amealco.

“¿Por qué estamos pensando en San Miguel Tlaxcaltepec?, porque está el antecedente de que, de las ocho Ferias de Maíz que se han hecho a nivel municipal, las últimas cuatro se han hecho aquí. Entonces, ya hay sensibilidad por parte de la población para generar este espacio y, es más, la gente lo ha solicitado. Por eso estamos escogiendo este espacio; sin embargo, lo ideal sería que en cada comunidad se hiciera su propio banco”, expuso.

La académica recordó que, antes del establecimiento del BCS, como parte del proyecto “Circuito de semillas”, que se desarrolla en tres comunidades indígenas amealcenses y en el cual colabora, se lleva a cabo un diagnóstico sobre la movilización de semillas de maíz, frijol y calabaza, así como los tipos que existen en el municipio. Recordó que, desde agosto, con recursos del Fondo para el Desarrollo del Conocimiento (Fondec-UAQ-2021), se trabaja en este plan, cuyo responsable es el investigador de la FCN, Luis Hernández Sandoval, y donde también participa la investigadora de la misma facultad Rosalinda González Santos.

“Hemos estado colectando yo creo que casi 200 accesiones (muestras de semillas) a nivel municipal desde septiembre y el objetivo es todavía resguardar más, y, de esta forma, eso va a estar para el Banco de Germoplasma que ya está en la universidad, pero que sirva de apoyo para comenzar, al menos, el Banco de Semillas. (…) Accesiones de todo, de maíz, frijol, calabaza, principalmente, pero también de algunos quelites”, informó.

BCS de libre acceso y con respaldo

Hernández Puente indicó que, para instalar un BCS, se requiere un espacio definido por la comunidad, por lo que la universidad solo recomendará sus características. Resaltó la importancia de rescatar los cuartos fríos, pues estos, al estar orientados de cierto modo para que no les dé el sol, no requieren de energía eléctrica, es decir, acotó, se trata de combinar el conocimiento de la academia con las prácticas tradicionales de resguardo de simientes.

“No tendría el mismo resultado que un banco de germoplasma, como el que está en los centros nacionales de investigación de recursos fitogenéticos, pero para objetivo comunitario, para que duren dos, tres años y estar recambiándolas, creo que sí valdría la pena. Y también, siempre, la propuesta es que los bancos comunitarios estén respaldados con los bancos de germoplasma institucionalizados, como el de la universidad o el del gobierno, que es a nivel nacional”, dijo.

Enfatizó que las personas, al ingresar sus semillas a un BCS, no pierden su propiedad, ya que cada accesión que entra se etiqueta y se registra con un nombre.

“Los bancos de semillas tienen que ser de libre acceso, primero, para la gente”, sostuvo.

De acuerdo con información publicada por el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas en abril de 2017, en el país había una red formada por 26 BCS distribuidos en 10 estados del país. Detalló que Oaxaca contaba con 11; Estado de México, con cuatro; Chiapas, Yucatán y Puebla, con dos cada uno; y con uno, Guanajuato, Ciudad de México, Coahuila, Chihuahua y Morelos.

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Francisco Velázquez Ramírez

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