Este lecho es, más que una cama para perros de tamaño humano, un entorno especialmente diseñado para que su usuario disfrute de una experiencia de siesta óptima, señalan Noah Silverman y Yuki Kinoshita, creadores de la cama Plufl y cofundadores de la firma que la fabricará y comercializará desde Seattle.
La recaudación de fondos para su proyecto a través de una plataforma de microfinanciación (‘Crowfunding’) ha sido un éxito, ya que han recaudado en pocas semanas 300 mil dólares mientras que su meta inicial era obtener 25 mil.
Cerca de mil personas han apoyado económicamente su proyecto y están deseosas de recibir y disfrutar de este producto. “Al principio Yuki y yo decíamos que, si pudiéramos conseguir que, una sola persona comprara una cama de perros para humanos, eso sería un éxito. Ahora nos parece una locura que tanta gente la compre. Es algo que parece irreal”, según Silverman.
“Creemos que nuestro proyecto tiene éxito porque muchas personas en todo el mundo buscan nuevas formas de relajarse y anhelan productos más acogedores y cómodos, y esperaban algo como esto desde hace tiempo. Ahora se sienten emocionadas al ver que está cobrando vida”, explican los creadores de Plufl a EFE.
Silverman y Kinoshita, dos graduados en Economía Internacional, por la Universidad de la Columbia Británica (UBC, por sus siglas en inglés), en Vancouver (Canadá), señalan que esta cama maximiza la comodidad y fomenta una sensación de seguridad, brindando alivio a quienes tienen problemas relacionados con el estrés y la ansiedad.
Esta cama con forma ovalada, para “acunar a su ocupante en una posición fetal natural”, le permite descansar, relajarse, conciliar el sueño en poco tiempo y dormir como un bebé. También puede ser un bálsamo para las personas con problemas como trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), aseguran sus creadores.
Silverman y Kinoshita explican que el actual diseño y la elección de los materiales de Plufl han requerido un trabajo meticuloso de investigación y desarrollo, a lo largo del cual se probaron distintos prototipos, hasta encontrar las opciones más adecuadas para ofrecer una experiencia de siesta óptima.
Esta cama, que se puede trasladar dentro de una bolsa con dos asas, tiene características especiales como un borde o refuerzo de almohada grueso (hecho de algodón natural y fibras polivinílicas) para que el usuario “se meta dentro” y coloque sus manos y pies con naturalidad.
Permanecer dentro de este recinto acogedor, acolchado y blando, de 1.70 metros de largo por un metro de ancho, con la cabeza apoyada en el borde o en una almohada o cojín, proporciona una sensación similar a la de la presoterapia (aplicación de presión controlada sobre los tejidos), un método que ayuda a reducir la tensión nerviosa y la ansiedad, según los graduados.
Poder meter las manos y los pies debajo del borde de la cama crea una experiencia muy relajante, similar a la de estar arropado con una manta con peso, de acuerdo con Silverman.
Adelantan que en el futuro lanzarán modelos de distintas dimensiones, para que la cama pueda acoger a personas de todos los tamaños corporales, y explican que esta podrá colocarse en el dormitorio, el salón o un lugar de trabajo.
Añaden que esta cama tiene una funda de piel sintética suave y lujosa, lavable a máquina, fácil de quitar y que resulta relajante al tacto, siendo ‘pet friendly’, es decir, que apta para las mascotas o animales de compañía, por lo que no hay que preocuparse por los posibles accidentes o derrames de líquidos.
Otro de sus aspectos más destacados es su base de espuma viscoelástica con memoria o ‘memory foam’ (que vuelve a su forma tras ser presionada) de tipo ortopédico, que proporciona un amplio apoyo y el grado de soporte justo para producir una relajación duradera, según sus creadores.
Dormir una siesta en esta cama blanda, que ofrece un soporte ergonómico (adaptado al cuerpo de las personas), mejora el estado de ánimo y hace que después uno se sienta renovado, según Silverman y Kinoshita.
Apuntan que en la cama Plufl también se puede leer, teletrabajar, estudiar, ver la televisión, o simplemente descansar abrazado con la pareja, pasar el rato o relajarse un poco con máxima comodidad.
La idea se le ocurrió a Silverman cuando estudiaba en la UBC y trabajaba en una cafetería en el campus, cuyos dueños tenían un perro Gran danés que descansaba en una cama para perros extragrande hecha a medida. Se la veía tan cómoda y acogedora que lo llevó pensar: “¿Y si hubiera una cama como las de los perros para las personas…?”, según informa la UBC.
Cuando Silverman compartió la idea con su amigo Kinoshita, que también estudiaba y trabajaba, Yuki inmediatamente quiso ayudarlo porque ambos sobrellevaban una falta de sueño permanente y siempre estaban ávidos de echar una siesta.
Pero ambos tenían siempre problemas para encontrar lugares cómodos en el campus universitario en los cuales descansar entre una clase y otra, y sintieron que “tendría que haber una mejor solución para poder dormir una siesta”, según Kinoshita.
Así surgió Plufl, cuyo nombre es un acrónimo de las palabras ‘plush’ (felpa) y ‘fluffy’ (esponjoso), según comentan.
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