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¿Tienes dolor y piensas que vas a vivir así para siempre?

Los doctores están acostumbrados a solucionar un dolor con una cirugía, que solo remedia la consecuencia, pero no ve la causa y probablemente no va a cambiar si no se ve el origen

Por la Dra. H.C. Sofía Pérez Pavón Vela
Creadora del método y’u® y autora de Kidpilaes®

¿Cuáles son los factores que te estresan?, ¿cuáles son tus preocupaciones?, ¿dónde, cómo y hace cuánto sientes dolor?

Tu sistema puede entender que jamás se va a salir de sentir dolor y es una sentencia. Los doctores y expertos están acostumbrados por experiencia a ver que cuando un paciente tiene un dolor crónico más vale intervenir con una cirugía que solo remedia la consecuencia y no ve la causa y que, además, no va a cambiar probablemente si no se ve el origen.

Esto sucede porque nuestro cuerpo trabaja 95 por ciento en automático y si tú desde hace mucho tiempo te recargas más en un lado que en otro o tienes poco espacio en la entrada de la cabeza del fémur (hueso que va del muslo a la cadera, perteneciente a la unión, articulación más movible de esta), lo importante es que tu cuerpo lleva moviéndose de la misma manera en automático.

Cambiar esto no es una cuestión solamente de disciplina o de hacer más con el lado en que no te has recargado, porque si tu cuerpo decidió irse, por ejemplo, más a la derecha que a la izquierda, probablemente y dentro de su experiencia, es lo que mejor le va. La única manera que verdaderamente todo tú, entres de forma óptima y te liberes de un dolor crónico es dándole a tu cuerpo la oportunidad de vivir una mejor y más agradable experiencia.

Si tú te mueves satisfactoria y funcionalmente, tu cuerpo va a elegir esa suma de elementos para dejarlo, como prioridad en sus infinitos archivos de conexiones neurológicas.

Si tú modificas de manera racional solamente, tienes muy poca probabilidad de mejorar. Te voy a contar la historia de Cata, ella es médico, llegó al consultorio (Centro y’u®) con dolor; llevaba 10 meses con síntomas que parecían ciática insoportable, llorando, sin poder moverse; ni siquiera pudimos hacerle su expediente porque de 10 de dolor tenía 11 todo el tiempo; siendo mamá de dos niñas pequeñas, su vida se convirtió en un verdadero infierno, porque cuando una persona tiene dolor, por más que tenga la mejor actitud o los mejores conocimientos, el cortisol, una hormona esteroidea o glucocorticoide que se libera como respuesta del estrés (el dolor lo produce), junto con muchos síntomas, dejará de poder tener control sobre nada, porque la razón se aleja cuando se lleva mucho tiempo con dolor y, si es muy alto, todavía aleja más de la posibilidad.

Cuándo ella llegó con nosotros, había muchos especialistas que ya la habían visto y le habían dicho que tenían que operar porque tenía hernias discales, pero cuando la revisé, lo primero que busqué es qué o quién o por qué existen: en y’u® siempre buscamos el origen, porque si solo arreglamos la consecuencia, ese origen hará de las suyas.

Lo primero que le enseñamos a cualquier paciente que entre por la puerta es a decirle NO al dolor, claro y fuerte; esto se debe a que hemos aprendido que si el paciente hace cosas satisfactorias donde logra mitigar o erradicar el dolor, tiene más posibilidades de salir de este, pero si además ve las causas y puede llegar a una buena optimización es cuando la estadística se va al 96 por ciento de los pacientes con quienes tenemos éxito y, como un gran equipo, quitamos por completo el dolor y el problema que lo causa; aproximadamente el 86 por ciento de los dolores que no sean por un trauma es dolor referido; esto significa que, aunque te duela la espalda, es muy probable que el origen no sea esta.

Este fin de semana, en y’university, tuvimos la certificación de Biomecánica y técnicas de entrenamiento, y Cata ya no tiene dolor hace ya unos meses, CERO, puede convivir con sus niñas, jugar, brincar, bailar, pero se inscribió a la certificación en la que vemos la mecánica y cuando vimos los rebotes y los disparadores, de repente salió corriendo a toda velocidad, en verdad a toda, y fue la primera vez que pudo correr, y muy rápido y con mucha facilidad, en 12 meses; por supuesto derramó sus lágrimas de felicidad.

Ayer la vi y me contaba con emoción su experiencia, y estas historias, cada vez que las vivo, aunque son más que comunes, me hacen la mujer más feliz del mundo al entender cómo darles las herramientas reales a los pacientes para curarse desde el origen y nunca más volver a los mismos patrones de movimiento. Y ¿tú, no quieres probar? Llámanos hoy mismo 442-747-5943, o www.metodoyu.mx.

Los mejores consejos para el INSOMNIO

Sofia Pérez Pavón

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