La alegría se trata de una forma de ver la vida con placidez y optimismo. El 1 de agosto se celebra el Día Internacional de la Alegría, con el que se pretende recordar que esta existe y se puede alcanzar
La doctora María Inés López-Ibor es una de las psiquiatras más reconocidas y prestigiosas de España. Nieta de Juan José López-Ibor, considerado el mayor referente de esta disciplina en este país durante el siglo 20, su padre también fue académico en esta especialidad. María Inés, con este bagaje generacional, se ha convertido en una de las tres únicas mujeres catedráticas en Psiquiatría en España.
Hasta ahora dedicada a investigar y sanar a sus pacientes de la tristeza y la depresión, se ha decidido por ahondar en la alegría y sus beneficios, y recientemente ha publicado el libro “En busca de la alegría”, en el que reflexiona sobre la importancia para la salud mental de trabajar los sentimientos positivos día a día.
Interpretar mejor la vida
María Inés López-Ibor explica a EFE cómo “la alegría, desde el punto de vista psíquico te ayuda a interpretar las cosas mejor, te aporta mayor flexibilidad y, desde el punto de vista físico, mejora nuestro sistema inmunitario y nos hace estar físicamente mejor, porque somos seres en los que el cuerpo y la mente están unidos”.
López-Ibor añade: “La alegría son varias cosas. Es un sentimiento que aparece cuando algo bueno te sucede y siempre está en relación a algo que te está sucediendo, pero también es una manera de ver la vida, un proceso de pensamiento por el que tú puedes aprender a ver las cosas de esa manera para ser más positivo. Lo que tenemos que hacer es trabajar para conseguir que la alegría sea parte de nuestra experiencia de vida”.
Para López-Ibor, hay personas que tienden a ser alegres y optimistas por su temperamento, que hay que distinguir del carácter, que es otra parte de nuestra personalidad y que se relaciona con las cosas que nos suceden, “pero todos esos rasgos de la personalidad podemos modularlos”, enfatiza la psiquiatra.
“Antes pensábamos en la alegría como una predisposición, pero los que no la tenemos podemos trabajar para aprender a ver el vaso medio lleno o las cosas de manera más positiva”, incide López-Ibor.
No conformarse con la tristeza
“Hay personas, continúa la doctora, que tienen tendencia a la melancolía, a la tristeza. La idea es que, aunque tengamos esa predisposición no nos conformemos con ella. Si uno reconoce que esa es una manera de interpretar la vida, puede aprender a mejorarla o interpretarla de otra manera”.
Y la psiquiatra plantea una salida, “puedes trabajar para identificarte a ti mismo como una persona más alegre en la vida. Esto exigirá un esfuerzo, como todo en esta vida, pero la recompensa es grande porque la alegría puede hacerte cambiar la visión del mundo y puede, incluso, hacerte más fácil la consecución de tus objetivos en la vida”.
Con la alegría “puedes ser más capaz de afrontar situaciones complejas, que nos van a suceder a todos, sin resignación o sin derrotismo, porque vas a ser capaz de ver tus fortalezas”.
En cuanto a la diferencia que hay entre alegría y felicidad, la doctora matiza que “la felicidad es un estado que está relacionado con un logro, una meta, que una vez que la alcanzas te propones otra, y la alegría es un sentimiento, puedes estar alegre por algo, pero preocupado por otra cosa. La felicidad es más absoluta y la alegría puedes compartirla con otras cosas que te estén sucediendo o que estés viviendo en ese momento”.
Ante la ansiedad e incertidumbre del mundo actual
Después de las consecuencias de la pandemia y los acontecimientos del mundo que estamos viviendo, López-Ibor habla de los estados de ansiedad e incertidumbre que se han apoderado de las personas y a las que han restado alegría.
“La pandemia, la crisis económica , la guerra, los incendios, nos crea ansiedad porque la ansiedad es ese sentimiento que aparece cuando hay cierta tensión entre nosotros y lo que nos está sucediendo, y es verdad que estamos más ansiosos, pero también hay muchas personas que después de la pandemia se han dado cuenta que son fuertes, que son capaces de afrontar mejor las cosas, porque, después de estar aislados, han superado el confinamiento”.
Sin embargo, también señala: “Obviamente, hay quienes han desarrollado algún trastorno, porque la pandemia es algo para lo que nadie estaba preparado, aunque haya personas mentalmente sanas, ha sido un estrés tan grande con el que no contábamos que hay personas que han desarrollado trastornos de ansiedad o depresión”.
María Inés López-Ibor recapacita para ofrecer dos frases que nos ayuden a mejorar nuestra alegría. “Yo diría dos, una es de la madre Teresa de Calcuta que dice: la puerta de la felicidad no tiene llaves, está siempre abierta”. Y otra es de mi padre: “Cuida de tu cerebro y tu cerebro cuidará de ti”.
Y un consejo para tratar de no precipitarnos en el desánimo y la tristeza. “Creo que hay varias cosas que podemos hacer, una tratar de pensar cada día en cosas buenas que nos hayan sucedido, aunque sean muy pequeñas, y darles mucha importancia. Que nos llame un amigo es muy importante porque quiere decir que se ha acordado de nosotros. Dar mucha importancia a los pequeños detalles en la vida cotidiana”.
La psiquiatra María Inés López-Ibor concluye con otro consejo que, según su experiencia, es muy importante, y que atañe a la “generosidad y la gratitud que hay que potenciar, porque vivimos en una sociedad demasiado individualista y el ser humano realmente es más feliz cuando hace feliz a los demás”.