Tanto durante el embarazo, que comienza con la concepción del feto, prosigue con el desarrollo fetal y culmina con el parto, siendo un estado fisiológico que implica grandes exigencias para la mujer, como en los meses previos, cuando la pareja busca activamente tener un hijo, es crucial que la futura madre mantenga una buena alimentación, según los especialistas.
Pero de acuerdo con los datos que maneja Nutritienda (NT, www.nutritienda.com), firma especializada en productos de salud y nutrición, siete de cada 10 mujeres no se alimentan adecuadamente y tres de cada 10 no cambian su dieta durante la gestación, a pesar de que en esa etapa aumentan las necesidades de determinadas vitaminas, minerales y nutrientes.
La alimentación de la gestante es importantísima para el feto, cuyo desarrollo depende de los nutrientes que recibe a través de la placenta. Además, la gestación es un desafío para el organismo femenino, debido a que las necesidades de micronutrientes aumentan, según el equipo de asesores médicos de NT.
“No se trata de comer más, sino de comer mejor”, señala Noelia Suárez, directora de comunicación de NT.
Explica que diversos estudios científicos respaldan que en ciertos casos se refuerce la dieta materna con suplementos nutricionales para prevenir un posible déficit de ciertos elementos cuya carencia ha sido relacionada con la anemia, el retraso en el crecimiento intrauterino, abortos, partos prematuros, bajo peso al nacer y malformaciones, entre otros riesgos de salud.
Algunas investigaciones también sustentan la recomendación de tomar ciertos productos en el primer tercio de la gestación e incluso antes, para asegurarse de tener unos niveles adecuados de micronutrientes en sangre en caso de embarazo, añade.
Los preparados múltiples recomendados por el médico, que aportan vitaminas, minerales y nutrientes que la futura madre no consume en las cantidades mínimas recomendadas son una contribución eficaz y cómoda para la gestación, recalca Suárez.
Por eso “desde Nutritienda se aconseja a las mujeres que deseen quedar embarazadas comportarse como si ya estuvieran en ese estado, tomando las dosis suficientes de vitaminas y los suplementos dietéticos recomendados por su médico, para garantizar su buena salud y la posibilidad de trasmitir a sus hijos una herencia genética saludable”, apunta.
El equipo de NT describe algunos nutrientes incluidos en los suplementos que un facultativo puede recomendar a una mujer, para que los tome durante el embarazo y en la etapa anterior, con el objetivo de evitar riesgos al futuro bebé y a su madre gestante, así como los alimentos que contienen dichos nutrientes.
El folato (una vitamina B) es un nutriente esencial que interviene en procesos fundamentales, como la síntesis de las proteínas y del material genético. El déficit de esta sustancia en las primeras semanas del embarazo puede ocasionar fallos en el embrión en un periodo crítico de su formación, según NT.
El folato está en las verduras de hoja verde oscuro (espinacas y acelgas), las coles y el brócoli (brécol), naranjas y otras frutas (mango y moras), frutos secos, legumbres (lentejas y garbanzos), carnes de ave y rojas, pasta y cereales integrales.
Además, una forma de folato, denominada ácido fólico, se utiliza para enriquecer los alimentos fortificados y se incluye en la mayoría de los suplementos dietéticos, explican desde NT.
El déficit de esta sustancia ha sido relacionado con el parto prematuro, el retraso del crecimiento intrauterino y el bajo peso al nacer. En el embarazo, no aumenta la demanda de vitamina A y sus niveles no se ven muy alterados, por lo que suele bastar una dieta equilibrada para incorporarla al organismo.
El hígado de los animales contiene altas dosis de este nutriente, pero en la etapa de la gestación se recomienda obtenerlo de otras fuentes: comiendo huevos, leche, mantequilla, vegetales y frutas con colores vivos (mango, melocotón, albaricoque, calabaza, zanahoria, tomate y pimiento), así como verduras de hoja (espinacas, acelgas y hierba de los canónigos), según NT.
Esta grasa, presente en las células de la retina y el cerebro y con efectos protectores sobre el corazón y los sistemas inmunitario y endocrino, contribuye en las embarazadas a reducir el riesgo de hipertensión, garantizar el desarrollo cerebral del bebé, disminuir la probabilidad de partos prematuros y mejorar el peso del recién nacido, según NT.
Los Omega-3 se encuentran en pescados grasos (salmón, caballa, atún, sardinas, arenque, lubina, trucha), mariscos, semillas de chía, lino y quinoa, y en las nueces, así como en los alimentos y bebidas fortificados y en los suplementos dietéticos.
Algunas de estas sustancias, B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B5 (ácido pantoténico), B6 (piridoxina), B7 (biotina), B12 (cobalamina) y B9 (ácido fólico) permiten que el cuerpo obtenga la energía de la comida que ingerimos y ayudan a formar glóbulos rojos, según NT.
Los niveles orgánicos de estas vitaminas suelen descender durante la gestación, siendo especialmente importante aportar la suficiente B6, vital para el desarrollo cerebral del futuro bebé y presente en cereales integrales, quesos, pollo, pavo, sardinas, lenguado, atún, salmón, trucha, lentejas, nueces, plátano, aguacate, maíz, arroz, pistachos y patatas.
También es importante mantener unos niveles adecuados de B12, esencial para la salud neuronal, la formación del material genético y prevención de la anemia, y presente en los mismos alimentos que la B6, así como en las almejas, lácteos, cereales y productos fortificados, recomendándose a las gestantes veganas y vegetarianas que tomen suplementos con esta vitamina.
Esta vitamina, que el cuerpo produce naturalmente al recibir el sol, contribuye a la absorción del calcio y el fósforo, y se obtiene a través de la alimentación, productos fortificados (leches especiales, bebidas vegetales y zumos) y compuestos con calcio y vitamina D, dos micronutrientes que intervienen en el desarrollo de los dientes y huesos del feto, según NT.
Los alimentos con más vitamina D son: pescados azules (anchoas, atún, arenque, sardinas, caballa y salmón), yema de huevo, lácteos, así como caviar y angulas.
Las necesidades de estas dos sustancias antioxidantes aumentan durante el embarazo y su carencia ha sido relacionada con el sangrado en las encías, problemas de cicatrización en la piel y debilidad, y algunas embarazadas podrían necesitar incrementar la dosis de vitamina C, de acuerdo con el equipo de NT.
Para garantizar que se obtienen los niveles adecuados de estas vitaminas se recomienda ingerir frutas como el kiwi, fresas, naranjas mandarinas o limones, pimientos rojos y verdes, brócoli, aguacates, tomates, nueces, aceite de oliva y fibra.
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