Nuestro cuerpo no siempre se queda quieto mientras dormimos y a veces puede mantenerse muy activo sin que nos demos cuenta. Además de los llamativos casos de sonambulismo que experimentan algunas personas, hay quienes hablan en sueños, roncan o no cesan de moverse.
También hay personas que están constantemente rechinando los dientes, un trastorno que se conoce como bruxismo nocturno, debido al cual aprietan la mandíbula inadvertidamente cuando están dormidas por la noche.
En la edad adulta, el hábito bruxista puede ocasionar múltiples problemas dependiendo de su frecuencia e intensidad, como desgaste del esmalte dental, dolor mandibular o dental, alteraciones de la articulación temporomandibular (ATM) y cefaleas, informa la Clínica Universidad de Navarra (CUN), en España.
La ATM funciona como una bisagra deslizante que conecta la mandíbula con la parte lateral de la cabeza.
Si el bruxismo es muy intenso, puede interrumpir el sueño, impidiendo su función reparadora y de descanso, según la CUN.
El estrés y la situación de incertidumbre provocados por la pandemia de Covid-19 y los meses de confinamiento han provocado un aumento de los casos de este trastorno, en el que la salud mental juega un papel importante, según la información que maneja la plataforma de farmacia y parafarmacia en línea Dosfarma (www.dosfarma.com).
“El bruxismo es un trastorno invisible, pero muy común. Puede convertirse en un auténtico problema, pero es difícil darse cuenta porque lo experimentamos sin ser conscientes de ello. En cambio, sus consecuencias son muy visibles y pueden llegar a ser graves, especialmente en los dientes”, explica Amanda Dutruc, farmacéutica de Dosfarma.
Por eso siempre es recomendable acudir con frecuencia al dentista, quien podrá determinar si hay demasiado desgaste en los dientes y diagnosticar un posible bruxismo, según esta experta farmacéutica.
“En ese caso, practicar la relajación y la higiene postural (mantener la correcta posición del cuerpo, en quietud o en movimiento) y mantener unos hábitos de vida adecuados ayudarán a mejorar la salud de la mandíbula y los músculos”, puntualiza Dutruc.
El equipo de farmacéuticos y asesores médicos de Dosfarma describe algunos de los factores más comunes que pueden hacer que el bruxismo aparezca o empeore.
La tensión que se acumula en el cuerpo debido a las situaciones de estrés puede manifestarse haciendo que la persona rechine sus dientes.
Sin darse cuenta, algunas personas aprietan la boca cuando se concentran profundamente y otras, con tendencia a la hiperactividad, no pueden permanecer quietas y siempre tienen alguna parte de su cuerpo en tensión.
El bruxismo puede ser el efecto secundario de algunos medicamentos, por ejemplo, antidepresivos, mientras que el consumo de alcohol, tabaco o bebidas energéticas puede favorecer su aparición o empeoramiento.
Los problemas dentales o la mala alineación de la dentadura provocan una mordida desencajada, que la persona intenta corregir de modo inconsciente, tratando de encajar los dientes sin conseguirlo, apretándolos y rechinándolos constantemente.
El insomnio y el estrés que este provoca, así como la apnea del sueño (detención repetida de la respiración) o los terrores nocturnos (episodios de gritos, miedo intenso y agitación del cuerpo mientras se duerme) influyen en la tensión de la mandíbula durante la noche.
Por otra parte, Dutruc y el equipo de Dosfarma explican algunas sencillas medidas que podemos adoptar y que contribuyen a reducir el bruxismo y sus consecuencias.
Un tratamiento habitual cuando se diagnostica el bruxismo es el uso de una férula de descarga, una especie de protector bucal que la persona se coloca sobre los arcos dentarios y diseñado para que los dientes no choquen entre sí. Puede ser fabricado a medida o comprado en una farmacia (en su versión estándar).
Esta férula ayuda a que los músculos se relajen y evita el desgaste dental, aunque no hace que se deje de apretar los dientes. A veces, pueden ser necesarias la ortodoncia o la cirugía.
Es importante reducir el consumo de estas bebidas y, en general, de cualquier otra sustancia que perjudique el buen descanso nocturno.
Masticar chicle aumenta la carga sobre la mandíbula y crea una tensión que el cuerpo puede liberar después rechinando los dientes por la noche.
También es aconsejable controlar el hábito de mordisquear un objeto (un bolígrafo, por ejemplo) cuando se piensa y no abusar de los alimentos duros o crudos, que puedan elevar la tensión mandibular, o que obliguen a abrir mucho la boca (por ejemplo, algunos bocadillos).
La aplicación de calor o frío (mediante parches o bolsas especiales que se introducen en el horno microondas o el congelador) ayuda a calmar y relajar las molestias de los músculos, ya sea del cuello, la espalda o la mandíbula.
Se recomienda aplicar calor para aliviar los dolores y las contracturas musculares (siempre que no haya inflamación) y aplicar frío puntualmente (solo cuando haya inflamación) para aliviar la sensación de dolor y desinflamar la zona afectada.
Mantener una buena postura durante el día ayuda a relajar los músculos del cuello y de la espalda, que suelen sufrir tensiones.
Hay una gran variedad de ejercicios que ayudan a destensar los músculos y se pueden practicar con el asesoramiento de un fisioterapeuta, quien también puede asesorarnos sobre nuestra higiene postural, según Dutruc.
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