Ya han pasado tres décadas desde que, el 20 de abril de 1993, falleció Mario Moreno “Cantinflas”, el cómico que con su humilde y pícaro personaje, proporcionó alegría a millones de personas que rieron con uno de los comediantes más universales que ha dado México
Nacido en 1911, en un barrio pobre de México, el actor dedicó 64 de sus 81 años de vida al oficio de hacer reír, hasta en la frase que eligió para su epitafio y que zanjaba su peculiar filosofía: “Parece que se ha ido, pero no es cierto”, o cuando fue preguntado sobre cómo creía que lo iba a recibir Dios cuando muriera y respondió: “No sabría decirle, pero espero que con una sonrisa”.
Su carrera artística la inició en la década de 1920 en los teatros ambulantes, después de probar fortuna sin éxito como boxeador, torero y bailarín, cuando Mario Moreno, entonces con el nombre de “Polito”, comenzó a interpretar papeles de borracho y de tonto que lo llevaron a encontrarse con el tipo de “pobre popular” o “pelaito” chaparrete y desastrado que lo hizo mundialmente famoso.
En 1934 nace “Cantinflas”.
Existen diversas versiones sobre el origen del nombre artístico de Mario Moreno, pero la más aceptada es que cuando trabajaba en un circo ambulante en 1934 interpretaba el papel de borrachín, que con sus contorsiones y vocabulario confuso provocaba que desde el público le gritaran “En la cantina… te inflas”, lo que derivó en “Cantinflas”, nombre que Moreno adoptó de manera definitiva.
Fue el creador de un personaje solo equiparable al Charlot de Charles Chaplin, por su característico bigote, sus pantalones caídos o el sombrero gastado, que le daban un aspecto descuidado y lo situaban entre los más humildes, y a quien su colega inglés calificó como “el más grande comediante del mundo”.
Pero, sobre todo, creó un lenguaje disparatado, imposible de entender en la mayoría de las ocasiones y que le permitía enfrentar las situaciones más dramáticas de la vida desde el humor. Esta peculiar forma de expresión motivó que la Real Academia Española aceptara palabras como “cantinflada”: dicho o acción propia de quien habla como “Cantinflas” y “cantinflear”: hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.
Cantante, escritor, actor, compositor y productor, Mario Moreno Reyes rodó, con “Cantinflas” como protagonista disfrazado de una u otra manera, 51 largometrajes que le dieron la vuelta al mundo. Sus parodias de vaqueros, boxeadores, policías, curas o toreros, a los que imitaba en sus movimientos mientras se recogía el pantalón grande y caído, compusieron un universo tan personal como divertido.
Con 24 años, en 1937, comenzó su andadura en el séptimo arte con “No te engañes, corazón”, una cinta que pasó sin pena ni gloria, pero cuatro años más tarde estrenó “Ahí está el detalle”, su primer gran éxito que lo posicionó a nivel internacional y con el que entró en la llamada Época de Oro del cine mexicano, junto a figuras como María Félix o Jorge Negrete.
Aparte de la serie “Cantinflas”, sus títulos más conocidos fueron “El circo” (1942), “Los tres mosqueteros” (1942), “Gran Hotel” (1944) “El supersabio” (1948), “El padrecito” (1964), “Si yo fuera diputado” (1951), “Abajo el telón” (1954), , “Pepe” (1960), “El analfabeto” (1960), “Su Excelencia” (1966) , “El ministro y yo” (1975), “El patrullero 777” (1977), “Un Quijote sin mancha” (1969) o “Don Quijote cabalga de nuevo” (1972).
Su carrera fílmica incluye también “La vuelta al mundo en 80 días”, basada en la novela de Julio Verne, en la que encarnó en 1956 a Jean Passepartout, el fiel mayordomo del millonario británico Phileas Fogg, interpretado por David Niven.
La película, que recibió cinco Oscar, mostró al mundo el humor del mexicano, una forma de hacer reír que, a pesar de estar muy alejada del gusto sajón, arrasó en el entorno hispanohablante.
Tras su destacada actuación en esta primera película en Hollywood, Mario Moreno fue nominado al Globo de Oro en la categoría de mejor actor de comedia o musical, premio que le arrebató al gran favorito, Marlon Brando, que también aspiraba al prestigioso galardón por su interpretación en “La casa de té de la luna de agosto”.
Símbolo del pueblo mexicano
“Cantinflas” no olvidó nunca sus orígenes y fue un símbolo del pueblo mexicano, alternando siempre su vida artística con obras filantrópicas de gran envergadura, acciones que llevaron a algunos grupos populares a pedir su candidatura a la Presidencia de la República. Además de ser un líder en los negocios, creó su propia productora y montó una ganadería bajo el hierro “Moreno Reyes”, entre sus polifacéticas actividades.
También conocido como “el mimo de México”, afirmó en diversas ocasiones que si volviera a nacer, volvería a personificar a “Cantinflas”, porque “estoy orgulloso de mi trayectoria”.
“‘Cantinflas’ es para mí un pobre diablo, pero con grandes intenciones y con el deseo de ayudar, aunque él sea el que necesite la ayuda; yo creo que ‘Cantinflas’ es un personaje humano y social ante todo”, señaló.
Para este pionero del cine mexicano, la risa y la amistad eran “dos factores tan importantes en el hombre que sin ellos no se puede vivir: desgraciado del que no tiene amigos y desgraciado del que no sabe reír o no puede reír”.
Los restos de Mario Moreno “Cantinflas” reposan en el Panteón Español de la Ciudad de México, junto a su esposa, Valentina Ivanova.