¿Quién nos iba a decir que en pleno siglo 21 nos veríamos sumergidos en una crisis económica sin precedentes?
A las incógnitas habituales que nos suscita la economía sobre temas como las facturas de servicio, el presupuesto familiar, los impuestos, las pensiones o las hipotecas, se les suman las dudas y retos que plantea el convulso momento actual, lo que en algunos casos pueden conducir al denominado “miedo económico”.
“Podemos llevar las riendas económicas de nuestra economía, afrontar las cuestiones que nos afectan a diario, entender la crisis y aprender a evitar el desastre, sintiéndonos seguros y fuertes, sin temor a equivocarnos o a que la situación nos supere”, asegura José María Camarero, especialista en información económica.
“El ‘miedo económico’ es la actitud que ha impregnado a la sociedad después de dos crisis casi consecutivas, el ‘shock’ económico por el parón de la pandemia y las elevadas tasas de inflación derivadas de la guerra en Ucrania”, según este especialista (@jmcamarero), autor del libro “Crisisfobia. Claves para sobrevivir al apocalipsis económico”.
“Ese miedo ha invadido hasta tal punto nuestro día a día que nos hemos acostumbrado a vivir en la incertidumbre”, añade.
Hoy “nada está claro sobre lo que nos va a deparar el futuro: la economía no siempre crece sin parar y los problemas económicos se han convertido en la tónica habitual”, explica.
Por eso “la población debe estar preparada con sus mejores armas, la formación y la información económicas, para saber cómo actuar en cada momento, sin sentir miedo”, enfatiza.
Para Camarero, la “crisisfobia” o “fobia a la crisis económica”, así como el “miedo a la economía” en general se enraízan en la falta de formación financiera de los ciudadanos y se ven amplificados por los mensajes alarmantes que reciben continuamente.
Además, considera que muchos problemas económicos que experimentamos, cotidianos o derivados de la crisis, se agrandan porque tomamos decisiones basándonos en “los consejos de algún conocido”, en vez de fundamentarlas en conocimientos económicos reales o en el asesoramiento de un profesional, cuando el tema es complejo y así lo requiere.
Muchas personas carecen de conocimientos mínimos para gestionar una factura de electricidad, cambiar un contrato o saber qué tipo de comisiones o intereses le aplica su entidad financiera, y como “fruto de esa ignorancia económica, quedan paralizados y aceptan todo lo que les llega sin analizar de qué se trata y qué repercusiones tendrá en sus bolsillos”, puntualiza.
Otro factor que fomenta problemas económicos, y que por tanto deberíamos evitar, consiste, según Camarero, “en manejar nuestro dinero dejándonos guiar por los consejos de amigos, familiares o compañeros de trabajo”.
“Podemos atender a los ejemplos que nos ofrecen para conocer otras experiencias, pero no tomarlos al pie de la letra o como guía” recalca.
Respecto del “miedo económico”, considera que su polo opuesto sería la “valentía económica, es decir, perderle el miedo a las crisis y afrontar la incertidumbre que está por llegar con confianza económica y personal”.
“Si tenemos las bases para saber cómo actuar en nuestro día a día, podremos afrontar cualquier episodio sin retraernos”, indica.
“Las crisis son momentos de actuar, de tomar decisiones que podrán salir mejor o peor, pero no de quedarse paralizado y que otros decidan sobre nuestras economías familiares”, enfatiza.
Por ejemplo, “cuando recibimos una llamada de una compañía ofreciéndonos contratar teléfono, luz o tarjeta bancaria, debemos saber si necesitamos ese servicio o no, cuál es su coste y analizar las condiciones que nos proponen”.
Dado que necesitamos informarnos sobre esos aspectos y analizarlos, debemos saber decirle “no” al operador telefónico que nos llama, aunque nos presione para que aceptemos, para tomarnos un tiempo y después decidir, según Camarero.
Para aumentar nuestra confianza económica y evitar sustos, este especialista recomienda “analizar cómo van nuestras finanzas personales al menos dos o tres veces a la semana”, por ejemplo, revisando la cuenta del banco, los recibos o cargos que nos han cobrado y las fechas de vencimiento de los contratos”.
Un primer paso para desactivar el miedo y controlar nuestra economía personal o familiar consiste en mensualizar los gastos, habilitando fórmulas para que nos cobren mes a mes los recibos que nos suelen cobrar una vez al año, para tener una visión más general de cuánto ingresamos y podemos gastar, concluye.
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