La diabetes puede dañar los nervios y la circulación sanguínea de los pies, provocando entumecimiento, reducción de la sensibilidad y aparición de infecciones en las extremidades inferiores, por lo que es útil aprovechar algunas recomendaciones para elegir el calzado más adecuado y cómodo, para evitar las complicaciones graves de esta dolencia
Si usted tiene diabetes, revísese los pies a diario, aunque sienta que están bien, y consulte a su médico si tienen algún corte, llaga o ampolla que no cicatriza, recomiendan desde los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, www.cdc.gov/spanish).
Aunque cuidar los pies podría parecer lo último en la lista de numerosos cuidados que debe adoptar una persona con diabetes, hacerlo es una de las mejores maneras de evitar complicaciones en esa parte del cuerpo, debido a una neuropatía diabética (daño a los nervios), un desorden que sufre alrededor de la mitad de las personas con diabetes, de acuerdo con los CDC.
Algunas personas con los nervios dañados sienten adormecimiento, hormigueo o dolor en la parte afectada, otras no tienen ningún síntoma y hay quienes ven reducida su capacidad de sentir dolor, calor o frío, lo cual impide que se den cuenta de que sus pies tienen una lesión u otro problema, el cual puede volverse serio si no es tratado precozmente, añaden.
El pie diabético aparece cuando existen niveles inadecuados de glucosa (azúcar) en sangre y otros factores que concurren con frecuencia en personas con diabetes, como la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia, los cuales provocan daño en los vasos y nervios, y pueden producir complicaciones a medio y largo plazo, explican desde la Clínica Universidad de Navarra (CUN, www.cun.es).
“Si un paciente diabético observa una úlcera en su pie, debe acudir inmediatamente al especialista, para curarla lo antes posible y descubrir la causa de su origen”, advierten desde la CUN.
La rápida atención médica es crucial, ya que las ulceraciones del pie diabético se infectan fácilmente y esto, junto con problemas de circulación y afectación de nervios y vasos sanguíneos, aporta menor sangre a los tejidos, pudiendo conllevar gangrena y, en casos extremos, la necesidad de amputar, según el doctor Ignacio Blanes Mompó, especialista en Angiología y Cirugía vascular.
Para evitar complicaciones, la persona diabética debe adoptar una serie medidas preventivas, como “controlar de forma rigurosa sus niveles de glucosa, no fumar, inspeccionar diariamente sus pies y lavarlos de forma periódica con agua templada, y secarlos bien”, recomienda Blanes Mompó, en la plataforma de referencia médica Top Doctors (www.topdoctors.es).
Por su parte, los CDC recomiendan mirarse la planta de los pies en un espejo puede ser de ayuda para detectar lesiones que pasan inadvertidas.
Además, Mompó aconseja evitar el uso de productos que irriten los pies, hidratarlos sin aplicarles crema en exceso, cortar y limar sus uñas en línea recta, acudir a un podólogo para el cuidado de los callos, durezas y uñas gruesas, y, para prevenir lesiones, no caminar descalzo ni utilizar mantas eléctricas o calentadores, para evitar quemaduras.
Desde los CDC aconsejan mantener la sangre circulando levantando los pies cuando se esté sentado y moviendo los dedos durante unos minutos varias veces a lo largo del día, así como practicar actividades que no pongan en riesgo los pies, como caminar o nadar, preguntándole al médico cuáles son mejores y cuáles se deben evitar.
En lo que respecta al calzado, Blanes Mompó aconseja inspeccionar los zapatos antes de ponérselos, cambiarse a diario los calcetines y evitar el calzado apretado.
Por su parte, desde los CDC recomiendan ponerse siempre zapatos o zapatillas medias, incluso dentro de casa, revisar que no haya piedritas u otros objetos dentro de los zapatos antes de ponérselos, y asegurarse de que la parte interior esté lisa y suave.
“Cuando vaya a comprar zapatos nuevos, la mejor manera de comprobar si le quedan bien es probárselos al final del día, cuando los pies tienden a estar más grandes”, según esta fuente.
También es recomendable acostumbrarse a los zapatos nuevos poco a poco, usándolos inicialmente una o dos horas al día hasta que se sientan cómodos del todo, así como utilizar siempre calcetines con cualquier zapato, concluyen.
“Las personas con diabetes, tanto de tipo 1 como de 2, tienen más riesgo de caídas que la población general, el cual aumenta cuando son mayores de 65 años”, señala Leandro Palomo, responsable de Salud y Seguridad de TK Home Solutions (TKE), firma especializada en movilidad asistida por tecnología.
“Por ello, además de extremar la higiene, vigilar las extremidades inferiores y elegir el calzado adecuado para el pie, es necesario tomar las precauciones en la vivienda, para evitar complicaciones que pueden ser graves”, recalca Palomo.
Para elegir un zapato que proteja el pie y prevenga las lesiones debidas al pie diabético, el equipo de especialistas y asesores de salud de TKE (www.tke-homesolutions.es) recomienda tener en cuenta las consideraciones expuestas a continuación, consultando previamente con el médico su eventual aplicación.
El zapato, especialmente en su parte delantera, debe tener espacio suficiente para que los dedos se muevan libremente. Si están apiñados, pueden ocasionar heridas o una sudoración excesiva que favorece la aparición de hongos. Son recomendables los zapatos con punteras cuadradas o rectangulares, altas y anchas.
Aunque el pie necesita libertad de movimiento, no conviene comprar un número mayor al que se usa, porque “bailaría” dentro del zapato y podrían formarse úlceras. Es recomendable que el modelo comprado sujete bien el pie sin presionarlo y que tenga cordones o velcro para poder graduar el agarre dependiendo de lo hinchados que estén los pies y los calcetines que se utilicen.
Al utilizar zapatos cerrados, se evita que se introduzcan piedrecitas u otros elementos que puedan provocar una herida en los pies, que algunas personas diabéticas quizá no podrían percibir, debido a su falta de sensibilidad en esa zona.
Es preferible elegir zapatos confeccionados en un material flexible, transpirable y de buena calidad, evitando los materiales sintéticos que podrían favorecen el desarrollo de hongos y bacterias que proliferan en ambientes húmedos y cálidos.
Para proteger el pie de objetos punzantes, las suelas de los zapatos deben ser antideslizantes y tener un grosor y dureza adecuados. Es recomendable que el tacón tenga de dos a cinco centímetros de altura y esté reforzado. Si la persona usa plantillas, debe ponérselas para probarse los zapatos.
La parte interior del zapato, especialmente por donde se introduce el pie, debe ser acolchada y sin costuras internas, para reducir la posibilidad de que se produzcan rozaduras en la piel.
Los exteriores de colores claros absorben menos calor de la irradiación solar que los de colores oscuros, evitando que los pies se sobrecalienten en verano. Si se vive en una zona con fuertes contrastes de temperatura, es aconsejable disponer de un calzado más cálido y otro más ventilado, alternando su uso.
Se recomienda acudir a la zapatería a partir de las cinco de la tarde, cuando el pie se encuentra algo más hinchado debido a que se ha caminado durante el día, evitando el riesgo de adquirir un calzado que pueda sentirse demasiado apretado al día siguiente.
Dado que dos de cada tres personas tienen un pie algo más grande que otro, al comprar calzado hay que probarse los zapatos de ambos pies y caminar por la tienda para ver las sensaciones que causan y sentir si aprietan en algún punto.
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