Los elefantes, en concreto los africanos, son los animales terrestres más grandes del planeta. No obstante, su corpulenta figura no los exime de la necesidad de protección, ya que la especie Elephantidae sufre de vulnerabilidad provocada por las acciones humanas y ahora más que nunca es crucial defenderla de las amenazas
Las amenazas a las que están expuestos los elefantes han mostrado la necesidad de crear un espacio de concienciación en el que todos nos involucremos en su protección: el 12 de agosto, Día Mundial de los Elefantes.
Desafíos de los elefantes
En los últimos años, el número de elefantes africanos ha disminuido un 30 por ciento entre 2007 y 2014; por su parte, solo quedan entre 40 mil y 50 mil elefantes asiáticos, en comparación con los 200 mil que habitaban entre los años 1900 y 1960.
La caza furtiva y la pérdida de hábitat pueden colocarse como las problemáticas principales que desencadenan su desaparición.
Pese a las prohibiciones internacionales, los colmillos de los elefantes siguen estando en el punto de mira de los cazadores.
Según organizaciones internacionales como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se estima que el mercado de marfil genera 600 millones de dólares al año.
Trampas y cebos envenenados juegan un papel fundamental en la tarea de los cazadores, quienes también hacen uso de armas de fuego como los rifles automáticos para la sustracción de los colmillos.
La caza furtiva, a su vez, desata un impacto negativo en los ecosistemas, pues estos animales a los que solo prestamos atención en los safaris africanos son especies clave para el medio ambiente.
Los elefantes transforman el paisaje con sus hábitos alimenticios y la apertura de claros, crean pozos de agua con sus trompas, y esos colmillos tan cotizados controlan la vegetación, regulando el crecimiento de algunas plantas; además, son proveedores de recursos como alimento para carroñeros una vez muertos.
La expansión agrícola, el desarrollo urbano, la deforestación y la construcción de infraestructuras hacen imposible también el desarrollo de sus hábitats naturales.
Aunque, con menor visibilización, estos animales también sufren por su piel, utilizada en la medicina tradicional, el consumo alimenticio y la fabricación de productos de lujo.
Convertidos en objeto de caza y destruyendo sus hogares, el desarrollo y supervivencia de la especie están en riesgo.
Importancia de estos mamíferos
Su papel ecológico sitúa a estos animales en componentes elementales para la biodiversidad.
Derriban árboles, creando hábitats para otras especies; dispersan semillas a través de sus excrementos, contribuyendo a la regeneración de los bosques y su movimiento influye en la disponibilidad de agua en regiones del África Subsahariana y Central, así como en Asia.
Además, su significado cultural y espiritual invoca simbolismo en muchas culturas y veneración en el hinduismo, budismo, jainismo, taoísmo y religiones tradicionales africanas.
¿Qué puedes hacer tú?
La información es poder. Puedes aprovechar todos los días, y especialmente el 12 de agosto, para dar a conocer la situación que padecen estos animales.
Además, el apoyo a organizaciones de conservación también es una buena idea, ya sea uniendo fuerzas como voluntario o donando.
No hay oferta sin demanda, por lo que la venta de productos ilegales como el marfil tiene que ser denunciada y rechazada. Comprar materiales que provengan de animales en peligro de extinción solo contribuye a que la montaña de la avaricia sea más grande.
Otra posibilidad es fomentar un turismo responsable que respete el bienestar de estos mamíferos terrestres. Las nuevas generaciones lo agradecerán.
En definitiva, estos gigantes cuyos colmillos cuentan historias encantadas sufren el silencio que hace eco en sociedades donde el guardián de los bosques, de seguir la misma trayectoria, pronto dejará de impregnar vida con sus huellas.