Al escribir una página inédita en la historia de México, Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió, este martes, en la primera mujer presidenta en la historia del país e hizo una reivindicación del papel de las mujeres en más de 200 años de vida independiente.
“Durante mucho tiempo, las mujeres fuimos anuladas; a muchas de nosotras nos contaron desde niñas una versión de la historia que nos quería hacer creer que el curso de la humanidad era protagonizado únicamente por hombres; poco a poco esa visión se ha ido revirtiendo. Hoy sabemos que las mujeres participaron en las grandes hazañas de la historia de México desde diferentes trincheras, y también sabemos que las mujeres podemos ser presidentas. Y con ello, hago una respetuosa invitación a que nombremos ‘presidenta’, con ‘a’ al final, al igual que abogada, científica, soldada, bombera, doctora, maestra e ingeniera. Porque, como nos han enseñado, solo lo que se nombra existe”, destacó desde el presídium del Palacio Legislativo de San Lázaro.
Previamente rindió protesta y recibió la banda presidencial que durante seis años portó el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Durante la sesión solemne de Congreso general, otra mujer emblemática de la izquierda mexicana, Ifigenia Martínez, presidenta de la Cámara de Diputados, fue la encargada de transferir el símbolo que representa al poder Ejecutivo federal.
“Llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día no importaría si nacimos siendo mujeres u hombres podemos realizar sueños y deseos… Sin que nuestro sexo determine nuestro destino. Llegan ellas, todas ellas, que nos pensaron libres y felices”, agregó.
En su primer discurso como mandataria mexicana, se comprometió a no traicionar la confianza de los casi 36 millones de personas que votaron por ella en las elecciones del 2 de junio.
“Llega con nosotros el pueblo de México: hombres y mujeres empoderados. La transformación les devolvió la dignidad, la libertad y la felicidad (…) y nunca nadie más se las podrá arrebatar. Soy madre, abuela, científica y mujer de fe, y, a partir de hoy, la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Gobernaré para todas y para todos, tengan la certeza de que pondré mi conocimiento, mi fuerza, mi historia y mi vida misma al servicio del pueblo y de la patria. Tengo la certeza de que consolidaremos, juntas y juntos, un México cada día más próspero, libre, democrático, soberano y justo. No los voy a defraudar, los convoco a seguir haciendo historia”, enfatizó.
Al inicio de su mensaje a la nación, Claudia Sheinbaum hizo un reconocimiento de la trayectoria, gestión y herencia política de su antecesor, a quien calificó como “el mejor presidente de México”.
“La historia y el pueblo lo ha juzgado: Andrés Manuel López Obrador, uno de los grandes (…) el dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna, el presidente más querido, solo comparable con Lázaro Cárdenas (…) el que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo”, añadió.
Antes de la ceremonia de transmisión del poder Ejecutivo federal, el político tabasqueño puso fin a su mandato con un polémico gesto, pues decidió no saludar a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández.
En este sentido, la nueva presidenta, quien sí estrechó la mano de la ministra presidenta del alto tribunal, hizo una defensa de la recién aprobada y promulgada reforma judicial.
“Habrá Estado de derecho. La reciente reforma al poder Judicial, que marca la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros, significa más autonomía e independencia del poder Judicial. Si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara la Suprema Corte, hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo; no, eso es autoritarismo… Nosotros somos demócratas. Queremos que se termine la corrupción en el poder Judicial, es un proceso donde habrá una convocatoria única, un comité de selección de candidatas y candidatos para garantizar que cumplan los requisitos. Quien decidirá será la gente, será el pueblo. ¿Cómo va a ser autoritaria una decisión que en esencia es democrática y permite que el pueblo decida?”, puntualizó.
Después de la toma de protesta de su gabinete y de la reunión con jefes de Estado y de gobierno de Belice, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Honduras, Dominica, República Dominicana, Guatemala, Haití, Paraguay, República Árabe Saharaui Democrática y Santa Lucía, Claudia Sheinbaum salió de Palacio Nacional y se dirigió al Zócalo de la Ciudad de México, donde recibió el bastón de mando por parte de los 70 pueblos indígenas y del pueblo afromexicano.
Posteriormente presentó sus 100 compromisos para el sexenio 2024-2030, entre los que destacan: impulsar una nueva reforma electoral para eliminar la reelección a todos los cargos de elección popular, así como implementar la jornada laboral de 40 horas semanales y establecer seguridad social para conductores y repartidores de plataformas digitales.
“Para los que critican que esto es militarización… Falso. En nuestro país no hay estado de excepción, no hay violaciones a los derechos humanos. Lo que hay ahora, con la Cuarta Transformación, es más democracia, es más libertades y un verdadero Estado de derecho”, dijo en un mensaje dirigido a los críticos de la transferencia de la Guardia Nacional al control de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
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